Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Durante la semana pasada el Congreso de la República envió una serie de poderosas señales a la comunidad internacional y los sectores comunistas y progresistas que pretenden relativizar las instituciones consagradas en la Constitución.
Nos referimos a las decisiones de rechazar la censura de María del Carmen Alva, presidente del Congreso; de legislar prohibiendo cualquier referendo que pretenda convocar una constituyente sin pasar por el Congreso –tal como se establece en la Carta Política–, y de rechazar la solicitud de delegación de facultades en materia tributaria formulada por el Ejecutivo y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
El mensaje del Congreso, a nuestro entender, debe leerse de la siguiente manera: si bien el Ejecutivo representa un proyecto bolivariano en contra del sistema republicano y la economía de mercado, es evidente que la mayoría de instituciones republicanas siguen rigiéndose por el sistema consagrado en la Carta Política. En otras palabras, si bien el sistema republicano agoniza por un régimen que agita en contra de las inversiones y fomenta el enfrentamiento entre los peruanos, semejante conducta no define la naturaleza del Estado. Allí están las decisiones del Congreso para graficarlo.
A nuestro entender, el Congreso con estas decisiones ha evitado que continúe la fuga de capitales (más de US$ 15,000 millones), que las acciones de las empresas sigan cayendo en la bolsa, que el dólar siga trepando y que continúe el incremento de los precios de la canasta básica. Es decir, el Congreso ha evitado que se profundice el deterioro de todos los logros institucionales, políticos, económicos y sociales alcanzados en las últimas tres décadas.
En ese sentido, la votación de 83 votos en contra de la censura de Alva, 20 a favor y 16 abstenciones es un durísimo golpe para la estrategia del Foro de Sao Paulo, que empezó en España con mentiras en contra de la titular del Legislativo. De alguna forma el rechazo a la censura de la titular del Legislativo expresa la misma firmeza de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, que declaró persona no grata a Evo Morales por su permanente e inaceptable injerencia en el proceso político nacional. La movilización nacional que se gestó hizo imposible que el autócrata boliviano desarrollara en el Cusco el evento llamado Runasur, que busca fracturar la unidad territorial del Perú.
Algo parecido sucede con la ley que prohíbe un referendo para convocar una constituyente, si es que antes el Congreso no ha aprobado la reforma, tal como lo consagra la Constitución Política. Con esta norma se han cortado en seco las influencias sinuosas que tienen los sectores comunistas y progresistas en el sistema electoral para manipular el sistema y promover una recolección de firmas anticonstitucional.
De igual manera la decisión de rechazar la solicitud de facultades legislativas del MEF para aumentar tributos a ciudadanos y empresas, no obstante que el Estado apenas gasta el 70% de su presupuesto de inversión y no obstante también que el Ejecutivo tendrá US$ 8,500 millones de ingresos adicionales (precios de minerales, deuda pública y adelanto de pagos de empresas), representa una clara decisión de una amplia mayoría republicana de defender a cualquier costo el modelo económico.
Si el Congreso hubiese accedido a esa demanda, en realidad, habríamos contemplado los primeros actos de cambio del modelo económico con el incremento de impuestos para favorecer la estrategia de reparto de bonos y populismo del Ejecutivo. Hasta hoy, si bien el Gobierno ha paralizado la inversión privada con sus anuncios, no ha podido tocar el modelo económico.
Esta semana, pues, como se dice, el Congreso se puso los pantalones y defendió la Constitución, las libertades y el modelo económico. El mundo está notificado: agoniza el sistema republicano, pero el Perú sigue siendo una república.
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