La oposición sigue sin entender la importancia de la economía

El trascendido acerca de que Perú Libre y Vladimir Cerrón se proponen tomar el control del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) revela la enorme importancia que la economía tiene para las corrientes colectivistas vinculadas al Foro de Sao Paulo y al proyecto de instalar una asamblea constituyente en el Perú. De alguna manera, las corrientes comunistas y colectivistas han encontrado en la inversión privada, el crecimiento y el desarrollo de los mercados formales e informales a los principales opositores al proyecto de la asamblea constituyente. Allí está el reciente pronunciamiento de los empresarios formales e informales.

Los anuncios de la asamblea constituyente y la nacionalización del gas y los recursos naturales han desplomado el crecimiento de la inversión privada, factor vital e irremplazable en la continuidad del modelo. Basta recordar que cada punto de crecimiento del PBI representa alrededor de 90,000 empleos y, en la medida que cada año se incorporan cerca de 270,000 jóvenes a la economía, se necesita por lo menos crecer sobre el 3% para evitar que aumente la pobreza en el país. 

Cuando se deja de reducir la pobreza el modelo empieza a fracasar, sobre todo considerando que el 25% de la población sigue afectada por esta lacra social. Y cuando aumenta la pobreza se adelgaza la clase media y las posibilidades de maniobrar con políticas populistas aumentan para el Ejecutivo. Es en este contexto en que se debe analizar la intención de Perú Libre de controlar el MEF. 

En la estrategia del oficialismo ya no importará que el relevo de Carlos Graham del MEF desencadene una nueva trepada del dólar ni que se reinicie la fuga de capitales. Ya no importará el desangramiento económico porque se buscará deteriorar más la economía, destruir la inversión privada y reducir el empleo con el objeto de crear un clima a favor de la intervención del Estado –ante la quiebra masiva del sector privado–, mediante la nacionalización y estatización de empresas. 

Si bien estos objetivos delirantes están destinados a fracasar, vale analizarlos para tener una respuesta integral al colectivismo.

Por todas estas consideraciones, empieza a causar estupefacción, la distancia e indiferencia de la oposición, de las fuerzas democráticas presentes en el Congreso, con respecto a la estrategia de Perú Libre en la economía. Por ejemplo, la ofensiva de minorías radicales que contemplamos en Las Bambas, una de las diez minas más grandes de cobre del mundo, no ha merecido un pronunciamiento de los sectores de la oposición, no obstante que se conoce que detrás de la ofensiva antiminera hay una estrategia que pretende estatizar las minas de cobre del país, a semejanza de lo sucedido con el petróleo en Venezuela. 

Igualmente, en el Congreso no hay claridad sobre cómo enfrentar la vorágine populista que amenaza la estabilidad fiscal y el sistema previsional: se insistió en la norma que establece la devolución de los aportes del Fonavi –sin que existan los recursos– y no hay una oposición frontal ante las iniciativas de Perú Libre que pretenden desmontar el sistema privado de pensiones.

Por otro lado, pese a que en el Congreso existe una clara mayoría en contra de la constituyente, hasta hoy nadie se atreve a plantear el restablecimiento de la vigencia de la Ley de Promoción Agraria (Ley N° 27360) –que establecía régimenes tributarios y laborales especiales– una norma que posibilitó el milagro agroexportador de las últimas décadas.

En otras palabras, las corrientes comunistas y colectivistas tienen absoluta claridad con respecto al objetivo de destruir la economía de mercado y al sector privado como pasos previos para centralizar el poder a través de una asamblea constituyente. Finalmente, la constituyente, sobre todo, persigue colectivizar la economía y estatizar el sector privado.

Ante la claridad del colectivismo con respecto a la economía, contrasta el desconcierto y la desorientación de los sectores de la oposición, que no logran establecer los vínculos entre economía y la defensa de la Constitución y las libertades.