Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
En los últimos días, el presidente Castillo y los voceros oficiales del Ejecutivo han proscrito de sus mensajes las alusiones a la convocatoria de la asamblea constituyente. Una propuesta que ha paralizado cualquier posibilidad de inversión en el país y ha lanzado a ciudadanos y empresas a refugiarse en el dólar. Incluso, Castillo ha señalado que viaja a los Estados Unidos para garantizar que en el Perú no existirán expropiaciones.
Sin embargo, Perú Libre y el Movimiento por la Amnistía de los Derechos Fundamentales (Movadef), han redoblado las campañas que promueven la convocatoria de una constituyente, sobre todo en las provincias del sur. Asimismo, se conoce de un plan de propaganda a través de más de 100 radios en provincias, en la que se transmitirán mensajes en contra de la Constitución, el sistema republicano y el respeto a la propiedad. Semejantes mensajes se propalan envueltos en los discursos a favor de los pobres y los excluidos. La eterna estratagema comunista.
En otras palabras, en la administración Castillo parece decir lo siguiente: no nos vamos a ocupar de los temas de la gobernabilidad (por eso los nombramientos políticos, en vez de técnicos, en entidades claves del Estado). Sin embargo, si fracasamos y hay errores, si el pueblo se empobrece más, todo es culpa de la actual Constitución. Allí está la feroz campaña en provincias a favor de forzar una salida a la constituyente.
Todos estos hechos revelan incuestionablemente que los peruanos presenciamos la clásica estrategia leninista de utilizar las instituciones y los recursos de “la democracia burguesa” para socavar el sistema republicano desde adentro. La agresiva campaña en radios, por ejemplo, solo se puede entender por la utilización de los recursos del Estado.
En este contexto, los demócratas y republicanos no pueden repetir los errores de los años ochenta, cuando se desataron las primeras acciones del Partido Comunista del Perú, Sendero Luminoso, que iniciaron una orgía de sangre y terror. En ese entonces la amenaza terrorista fue calificada como una simple “acción de abigeos”.
Si bien es evidente que las corrientes comunistas actuales no reeditarán los caminos violentistas y de terror del asalto al poder, es incuestionable que no han abandonado su estrategia de organizar un poder alternativo al sistema republicano, esta vez a través de una asamblea constituyente con la que pretenden reclamar todo el poder para una corriente ideológica.
A estas alturas es evidente que estamos ante un proyecto totalitario. De lo contrario, ¿cómo se entiende que luego de llegar al Gobierno, a través de elecciones, se siga porfiando en la convocatoria de una constituyente, que significa relativizar todas las instituciones del sistema republicano y también relativizar los derechos de propiedad y los ahorros de ciudadanos y empresas?
Ante estos hechos, los partidos, corrientes y actores encargados de defender la Constitución y el sistema de libertades no parecen reaccionar. En el Congreso, Acción Popular y Alianza para el Progreso pretenden convertirse en fiel de la balanza entre el proyecto totalitario y los sectores democráticos. Semejante ingenuidad solo puede provenir de la falta de formación ideológica y de una visión de la política definida por el simple pragmatismo.
Finalmente, solo cabe recordar que, de acuerdo a su ideología y la propia historia universal, los proyectos totalitarios solo pactan cuando los acuerdos posibilitan el avance del totalitarismo.
De otro lado, los partidos y los movimientos fuera del Congreso tampoco entienden el tipo de amenaza que se empieza a dibujar en el horizonte. No solo se trata de la agresiva campaña a favor de la Constituyente. Perú Libre y el Movadef, por ejemplo, se han lanzado a desarrollar febrilmente escuelas de cuadros en donde se adoctrina a sectores de jóvenes en la ideología totalitaria. ¿Qué hacen los defensores de la libertad?
Si los sectores que defienden la Constitución y las libertades no entienden que no se trata de cualquier amenaza, sino de una ideológica y cultural que se transforma en organización política y poder, entonces no existirá futuro para la libertad.
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