Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Al cierre de esta edición, con las actas nacionales y del extranjero computadas, apenas décimas seguían separando al candidato Pedro Castillo de Perú Libre y a Keiko Fujimori de Fuerza Popular. Una diferencia mínima que parecía favorecer al candidato del movimiento del lápiz. Sin embargo, cerca de 1,300 actas (entre impugnadas, observadas e ilegibles) y más de 802 actas impugnadas y con pedidos de nulidad tenían que ser tramitadas por los jurados especiales electorales y el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Es decir, cerca de 600,000 votos estaban en cuestión.
Por todas estas consideraciones es absolutamente temerario y antidemocrático lo que han hecho el candidato Pedro Castillo y el periódico ABC de España. El candidato Castillo se proclamó ganador a través de su propio cómputo y el diario español en primera plana anuncia el triunfo del candidato bolivariano. Devastador para un país partido en dos mitades; y en momentos en que se decidirá quién será presidente de la República, a través de un proceso legal ante las autoridades electorales. Como se dice, una elección que se definirá en mesa.
El proceso de cómputo entonces será lento y demorará algunas semanas. Por todo lo cual, los sectores que defienden el sistema republicano y las libertades deben mantener absoluta serenidad y firmeza en la defensa de la Constitución Política. ¿Por qué señalamos algo así? Porque es evidente que los anuncios anticipados de ganadores en una elección tan reñida solo buscan soliviantar a un sector del electorado y convertir a la calle en el gran elector, a través de la presión a la autoridad electoral. O, en su defecto, las corrientes comunistas, colectivistas y progresistas buscan generar un caos social, un desmadre nacional sin control, para desencadenar una convocatoria a una asamblea constituyente, tal como lo acaban de plantear algunos sectores en el Congreso.
Señalar que los sectores republicanos que defienden las libertades deben mantenerse serenos y firmes de ninguna manera significa renunciar a movilizar todas las fuerzas, absolutamente todas las en energías, en defensa del voto expresado en la segunda vuelta del domingo pasado. Ya lo hemos sostenido en un editorial anterior: sin las más de 1,300 actas que no han entrado en el cómputo, Keiko Fujimori ya habría sido declarada ganadora. Pero la estrategia de Perú Libre de impugnar por impugnar está generando una demora en los plazos y percepciones falsas sobre el resultado final, con el objeto de convertir a la calle en el gran elector.
En ese sentido, la estrategia legal que desarrolla Fuerza Popular ante las autoridades electorales debe sumarse a una permanente vigilia ciudadana para defender el voto, para evitar que las triquiñuelas de avezados estrategas cubanos alteren la voluntad popular expresada el domingo pasado.
De alguna manera todos estamos cosechando los resultados de la guerra política que se desató luego de la caída del fujimorato a inicios del nuevo milenio. De alguna manera todos estamos pagando muy caro la imposibilidad de gestar acuerdos, pactos, para organizar una transición política sin exclusiones, desde ese entonces hasta hoy. Semejantes yerros no solo materializaron a la administración Vizcarra, una de las peores de la historia republicana, sino que organizaron esta segunda vuelta en que la propuesta de Perú Libre –y la del Movadef, vinculado a Sendero Luminoso– tiene posibilidades de llegar el poder a través del sufragio.
Debemos tener serenidad y firmeza para defender la constitucionalidad, energía y esfuerzo total para defender el voto republicano. Porque la libertad se defiende hasta quemar el último cartucho, como dijo nuestro héroe Francisco Bolognesi; es decir, hasta contar el último voto.
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