Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
La madre de todas las libertades de una sociedad abierta –es decir, la libertad de prensa– ha comenzado a ponerse en peligro en el Perú con el desarrollo de una investigación en contra de los periodistas Beto Ortiz y Phillip Butters, y de Willax Televisión. El argumento: una supuesta conspiración para sedición y grave alteración de la tranquilidad pública por desconocer los resultados electorales.
Para cualquiera que ejerce la industria periodística es evidente que se pretende sancionar la opinión de los periodistas, muy crítica en contra de las irregularidades del proceso electoral y otros temas candentes, como el llamado “Vacunagate”. En el Perú no existe el delito de opinión, y confundir el ejercicio de la libertad de expresión con las acciones políticas de un adversario siempre ha sido el tic natural de todos los autoritarismos.
Si a esto le sumamos que el candidato Pedro Castillo ha enviado una carta al Ministerio de Transportes solicitando una investigación en contra de Willax, no es exagerado sostener que el Perú ha empezado a padecer las horas más oscuras de la libertad de expresión de las últimas décadas.
De alguna manera la extrema polarización social y política que atraviesa el Perú, por la negativa del Jurado Nacional de Elecciones de contrastar las actas cuestionadas con el padrón electoral, ha desatado un reflejo autoritario en un sector del país que considera que todos los problemas, conflictos y polaridades se resuelven con la judicialización de la política.
El reflejo autoritario de este sector del país solo acelera la descomposición institucional y subraya la disyuntiva a la que comienzan a enfrentarse los peruanos: o se mantienen las libertades políticas y económicas de las últimas décadas o enrumbamos hacia una larga noche autoritaria.
Al inicio de estas reflexiones sostuvimos que la libertad de prensa es la madre de todas las libertades. ¿Por qué? Porque el nivel del ejercicio de libertad de prensa revela el tipo de sociedad que se construye: una sociedad abierta con sistema republicano, o un sistema autoritario y un Estado totalitario, por ejemplo. Entre las características de los totalitarismos bolcheviques y nazis no solo están los millones de muertos en su haber, sino también la eliminación de cualquier forma de ejercicio en la libertad de prensa.
Los autoritarismos se endurecen o se relajan de acuerdo a la tolerancia con la libertad de prensa. En este contexto, nos preguntamos ¿cómo es posible que durante la administración Sagasti se comiencen a observar estos reflejos autoritarios? ¿Qué está sucediendo?
Desde aquí convocamos a todos los periodistas, sin importar ideologías ni aproximaciones políticas, a defender sin reparos la libertad de expresión. La libertad de prensa es la madre de todas las libertades, porque solo cuando un régimen la aplasta y la elimina empieza el camino totalitario. Un proyecto totalitario, por ejemplo, puede convivir con la libertad de empresa e incluso con el sufragio, pero jamás con la libertad de prensa.
Todos los periodistas debemos postergar legítimas diferencias y pasiones y defender este sagrado derecho constitucional, que revela la naturaleza, la esencia de una sociedad.
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