La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Petro-Perú y el mercado libre de tierras son los blancos elegidos
Consciente de sus escasas posibilidades electorales, la izquierda se ha propuesto desarrollar una guerra de posiciones a favor del estatismo. Se trata de una estrategia que, de una u otra manera, tiene mucho que ver con la desaceleración económica de hoy. Por ejemplo, el Perú es una de las economías más abiertas de América Latina, pero también es una de las más sobrerreguladas del continente, sobre todo en los que respecta a los temas ambientales. De allí, por ejemplo, la explicación de muchos emprendimientos mineros paralizados.
Si sumamos las últimas protestas del movimiento antiminero en Cajamarca y Arequipa; la norma aprobada por el Congreso para que Petroperú administre el Lote 192; las iniciativas de algunos parlamentarios que ponen límites a la extensión de la propiedad agraria con el objeto de acabar con el mercado libre de tierras, y decenas de proyectos estatistas en el Legislativo, se puede concluir en que existe una estrategia muy elaborada para debilitar, uno a uno, los cimientos del modelo económico y posibilitar el retorno de las propuestas estatistas.
Inclusive parte del llamado elenco estable –Keiko Fujimori, PPK y Alejandro Toledo- ha contemporizado con las propuestas de la izquierda, como sucedió en el caso del Lote 192. El presidente Ollanta Humala debe observar o promulgar la norma aprobada por el Congreso que ordena que Petroperú administre el Lote 192, no obstante la izquierda ya moviliza fuerzas para que la empresa estatal no solo asuma la conducción del mencionado lote, sino que también explote los yacimientos petroleros cuyos contratos de concesión se vencen. Representantes de la comisión de Energía y Minas del Legislativo señalan que la propuesta será debatida en el pleno el próximo mes. Otras iniciativas como la del congresista Amado Romero proponen, incluso, que Petroperú ingrese a la exploración, explotación, refinación y comercialización.
Igualmente, la izquierda le ha puesto la puntería al mercado libre de tierras que posibilitó el regreso del capital al agro. Con el argumento de un supuesto regreso de los “barones del azúcar”, algunos padres de la patria han presentado proyectos para limitar la extensión de la propiedad agraria.
En octubre la Comisión Agraria del Congreso debatirá estas iniciativas, sin embargo, lo que no deja de sorprender es la persistente actitud de algunos “congresistas revolucionarios” en regresar al pasado. En las quebradas cooperativas del velascato hoy se levantan sociedades anónimas con accionariado difundido y las grandes inversiones conviven con pequeños aportes de capital que se contabilizan por miles. Una nueva clase media de trabajadores, empleados y empresarios emerge en Chiclayo o Trujillo. Casagrande, Pomalca, San Jacinto son algunos ejemplos.
Si las fuerzas democráticas dejan que la izquierda avance en su guerra de posiciones, el gobierno que surja de las nuevas elecciones nacionales del 2016 no solo tendrá que recuperar el crecimiento para reducir pobreza sino que también deberá desmontar una telaraña estatista que se vuelve más tupida y peligrosa.
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