La izquierda progresista, ¡la principal responsable de la crisis actual!

La izquierda progresista, la llamada izquierda caviar y sectores del comunismo ortodoxo han construido la narrativa acerca de que las bancadas de centro derecha son las responsables de la crisis actual por haber sostenido durante dos años al gobierno de Dina Boluarte. Es una construcción goebbeliana que, por momentos, puede parecer lógica ante la falta de respuesta de los voceros de la centro derecha.

Las bancadas de la centro derecha, luego de haber sido humilladas tácticamente y estratégicamente por el vizcarrismo y la izquierda caviar con el cierre inconstitucional del Congreso y el golpe de masas contra el gobierno de Manuel Merino, los dos golpes del progresismo, de una u otra manera, comenzaron a aprender. La centro derecha entendió que luego del golpe fallido y la vacancia de Pedro Castillo tenía que evitar el adelanto electoral y mantener la institucionalidad para no dar un salto al vacío que pudo haber desencadenado cualquier resultado. En ese sentido y, sobre todo, apostando por la institucionalidad, decidió respaldar y otorgar gobernabilidad a la sucesión constitucional de Dina Boluarte.

La decisión de la centro derecha, táctica y estratégicamente, como se dice, permitió mantener la institucionalidad, reactivar la economía y desmontar la “república caviar” que había surgido en las últimas décadas para controlar el poder sin ganar elecciones y judicializar y perseguir a los adversarios. Se avanzó en elegir un nuevo Tribunal Constitucional, una nueva Junta Nacional de Justicia, un nuevo Defensor del Pueblo, etcétera.

Sin embargo, el gobierno de Boluarte no pudo controlar la ola criminal que se desencadenaba por la inmigración indiscriminada, por la destrucción de la PNP que perpetró la izquierda caviar –con el licenciamiento de 18 oficiales generales– y la ideologización de un sector del Ministerio Público que considera a las fuerzas de seguridad como enemigos ideológicos y que favorece la ola criminal. Y el desborde de la delincuencia y las extorsiones destruyó las posibilidades del Ejecutivo.

En este contexto, la izquierda progresista empezó a escribir el relato acerca de que la centro derecha era la principal responsable de la crisis por otorgar gobernabilidad al gobierno de Boluarte.

Sin embargo, es hora de reflexionar sobre esta fábula. Por ejemplo, debemos preguntarnos, ¿por qué existió el gobierno de Boluarte? La respuesta no es porque la derecha respaldó su gobierno –como ordenaba la Constitución y las tradiciones democráticas–, sino porque la ex jefa de Estado formó parte de la plancha presidencial de Castillo y le correspondía la sucesión constitucional.

Ahora bien, he aquí una pregunta crucial: ¿por qué fue elegido Pedro Castillo no obstante que la mayoría que votó por él sabía que era el peor candidato de la historia republicana y el menos preparado? ¿Por qué se produjo el triunfo de Castillo no obstante que el candidato de la izquierda ortodoxa anunciaba constituyentes y caminos bolcheviques al poder, tal como sucedió? Era evidente que la sociedad peruana se había enfermado.

Una pregunta elemental: ¿Se habría producido el triunfo de Castillo sin el apoyo de la izquierda progresista, sin el respaldo de la izquierda caviar? ¿Algo así hubiese sido posible? Desde el gobierno de Sagasti, pasando por algunos sectores de medios de comunicación, se promovió el triunfo de Castillo creyendo, con ingenuidad, que una vez llegado al poder a Castillo se le podía manipular y controlar. No sucedió así. Y entonces la izquierda caviar, la izquierda progresista, pasó a encabezar una oposición furibunda contra el gobierno de Castillo, sumándose a la resistencia que la centro derecha desarrollaba ante la propuesta de la asamblea constituyente.

Vista las cosas así, la izquierda progresista que hoy promueve una nueva vacancia, sin considerar el destino del Perú y con el solo objeto de asaltar el poder para controlar las elecciones, es la principal responsable de la crisis política que padece el Perú.