Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Arana emboscó al Perú con la supuesta “cabecera de cuenca”
Esta semana se conoció la sorprendente emboscada ideológica que Marco Arana y el Frente Amplio le hicieron al fujimorismo y el pepekausismo. Arana logró pasar una ley que abre la posibilidad de declarar a las zonas sobre los 3,000 metros sobre el nivel del mar como “cabeceras de cuenca” y, por lo tanto, libres de inversiones mineras. La norma fue aprobada en el Congreso y firmada por Luz Salgado, el presidente Kuczynski y Fernando Zavala. La mencionada ley, simplemente, podría terminar con todas las minas del Perú, la mayoría de las cuales está por encima de los 3,000 metros.
¿Qué reflexiones debemos extraer de esta emboscada ideológica que pretende acabar con la minería? La polarización Ejecutivo versus Legislativo es el escenario ideal en el cual prosperan estas iniciativas anticapitalistas. Pero también es evidente que, no obstante que la izquierda no ha ganado elecciones en los últimos quince años de democracia, sí ha desarrollado una intensa ofensiva ideológica que le ha posibilitado imponer algunos “sentidos comunes” en la opinión pública, que son repetidos con increíble facilidad en los medios de comunicación.
En otras palabras, la izquierda no gana elecciones, pero si está ganando la guerra ideológica. Cualquiera se podría interrogar, ¿guerra ideológica después de la Guerra Fría? En las sociedades abiertas y democráticas la guerra ideológica es permanente porque se acepta que las verdades y propuestas son solo aproximaciones a la realidad y que, por lo tanto, existe un enorme espacio para las apuestas de sociedad. La longevidad de las democracias de Estados Unidos y el Reino Unido, por ejemplo, no solo se explica por sus respectivos sistemas de partidos, sino también por la intensa lucha ideológica entre las propuestas capitalistas y anticapitalistas. Sin ese intenso debate de ideas, los partidos Demócrata y Republicano en Estados Unidos, por ejemplo, se habrían deslizado hacia el simple populismo, porque los partidos se mueven con la energía de los electores.
En el Perú la izquierda comienza a apoderarse de los sentidos comunes alrededor de los temas ambientales, de género, de la reforma educativa y de salud. Y recientemente ha intentado asumir la defensa de los consumidores, pretendiendo señalar que puede existir una sociedad de consumidores sin empresas privadas.
Sin embargo es en la minería en donde se ha concentrado la artillería ideológica. El reciente concepto de cabecera de cuenca, incorporado a la legislación nacional, es un ejemplo paradigmático. En medio de la orfandad ideológica del fujimorismo y del pepekausismo se pretende señalar que los acuíferos y los ríos nacen de supuestas cabeceras de cuencas, y no de las lluvias. Semejante concepto no solo busca bloquear las inversiones mineras sino que, en la práctica, niega el agua necesaria para la agricultura y las poblaciones. ¿Por qué? Si los ríos no nacen de las lluvias, entonces no es necesario construir represas ni reservorios, tal como se hace en todos los países desarrollados.
¿Por qué la izquierda mantiene la ofensiva ideológica? Por la sencilla razón de que los sectores que defienden la democracia y la economía de mercado han abandonado cualquier principio de guerra ideológica, creyendo que solo basta ganar elecciones y dirigir el Ejecutivo y el Legislativo. Tremendo error que nos puede costar todos los activos económicos, sociales e institucionales construidos en el último cuarto de siglo.
Siempre vale recordar que el desarrollo del capitalismo, inevitablemente, produce una reacción anticapitalista, porque la economía de mercado suele producir diferenciación e igualación económica y social al mismo tiempo. Las sociedades que desarrollaron formas de capitalismos abandonando la guerra ideológica sucumbieron ante las propuestas anticapitalistas. En el siglo pasado, el comunismo avanzó sobre Rusia y Europa del Este y el nazismo en Alemania. En este siglo, el mundo ha contemplado la resurrección de teocracias islámicas, y en América Latina emergió Hugo Chávez y el chavismo.
En el Perú no solo se trata de una ofensiva ideológica del antisistema. En las pasadas elecciones del 2006, del 2011 y del 2016, de una u otra manera, se enfrentaron propuesta prosistema versus antisistema. Es decir, hay un espacio enorme para la viabilidad electoral de una alternativa anticapitalista en el Perú. En todo caso, estamos advertidos.
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