Arturo Valverde
Sobre el agua
Uno de los primeros cuentos de Guy de Maupassant (1850-1893)
Sobre el agua (Sur l´eau) es el título con el que se publicó este relato en 1881 en el libro La Maison Tellier, aunque originalmente apareció como En canoa (En canot) con el seudónimo Guy de Valmont, que escondía la verdadera identidad de su autor, Guy de Maupassant.
A propósito de Guy de Valmont, René Dumesnil en Guy de Maupassant, l'homme et l'œuvre (1947), escribe que “Valmont es una capital de cantón, a doce kilómetros al este de Fécamp. Maupassant tomará este apellido como pseudónimo y firma algunos relatos Guy de Valmont (La historia de una campesina, en la Revue Politique et Littéraire, en marzo de 1881; El repartidor de agua bendita, en La Mosaïque, en 1876). La costumbre de la familia Maupassant era dar ese nombre de Valmont al primero de los hijos cuando eran varios y, en un libro de contabilidad, Georges Dubosc encontró mención del pago «de un traje y de una chaqueta de Valmont.» De este modo, eligiendo un nombre de pluma, Guy no tuvo más que recurrir a la tradición familiar…”.
La trama del relato transcurre en un ambiente bastante conocido para el navegante Maupassant, el agua. En este caso, “una casita de campo a orillas del Sena” lleva al narrador a conocer a un hombre que tiene una vinculación estrecha con el agua: “Debía de haber nacido en un bote, y con toda seguridad morirá en la botadura final”, escribe el cuentista francés.
Una característica frecuente, como en otros de sus relatos, es la manera en que el elemento principal (objeto, animal, etc.) adquiere propiedades sobrenaturales y hasta terroríficas.
Otros elementos como la botella de ron que bebe el remero (protagonista de la historia), el llanto de un perro, visiones y representaciones, convergen para crear una atmósfera de suspenso al estilo acostumbrado de Maupassant; un mundo de sugestiones intensas. “Sobre el Agua nos revela un nuevo aspecto de Maupassant y que lo asemeja a Edgar Allan Poe: el pintor de lo fantástico, de lo alucinante, de lo terrible”, describe René Dumesnil.
La historia narrada a través de la mirada del personaje testigo de un hecho extraordinario o singular, como en otros cuentos, es un sello habitual en la obra del francés. Sobre el agua revela el genio literario y los temas de interés de este autor —la muerte, el miedo y lo sobrenatural—, que 148 años después de su publicación nos enseña que el mar puede encubrir “el cadáver de una anciana con una enorme piedra al cuello”.
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