Editorial Política

¿La guerra o la paz?

Polarización política amenaza a democracia y mercado

¿La guerra o la paz?
  • 27 de diciembre del 2017

El indulto concedido al ex presidente Alberto Fujimori puede convertirse un punto de quiebre a favor de la reconciliación nacional o, en su defecto, desencadenar una verdadera guerra política de consecuencias impredecibles. Parafraseando la novela Guerra y paz de Tolstói hoy se puede afirmar que el Perú enfrenta la disyuntiva de optar por la guerra o por la paz. Más allá de las marchas callejeras impulsadas por jóvenes educados en la prédica antifujimorista de los últimos 15 años, la mayoría de peruanos está por la paz, por la reconciliación, por el camino de las convergencias, a semejanza de las grandes sociedades que lograron construir la democracia luego de terribles enfrentamientos.

Pero, ¿cómo es posible que en el Perú existan sectores que apuesten por la guerra? Los grupos que cuestionan la legalidad del indulto humanitario a Fujimori y que recurren a los más diversos subterfugios y leguleyadas para fundamentar su punto de vista, en realidad, apuestan por la paz de los cementerios. Es decir, para ellos la gobernabilidad y los entendimientos solo son posibles sobre la destrucción y la exclusión del fujimorismo del sistema democrático. Y, como eso parece imposible- sucede todo lo contrario- es evidente que la guerra política puede trasladarse a la guerra en las calles y otras cosas impensables. Es evidente, pues, que estas posiciones apuestan por la guerra.

Pero otra vez, ¿por qué? La respuesta es simple: la polaridad antifujimorismo versus fujimorismo es la envoltura de la estrategia de poder de los colectivismos, los estatismos antisistema y diversas propuestas aventureras. La manera cómo en los últimos 15 años se han deteriorado las instituciones de la democracia, cómo la economía ha perdido competitividad, cómo se deteriora el ambiente de negocios y todas las involuciones estatistas, nos revelan que la guerra de religiones laicas instalada en el Perú está ahogando la democracia y el mercado.

La polaridad antifujimorismo versus fujimorismo hasta ahora ha producido lentificación económica y es la causa de la elección de malos jefes de Estado (por decir lo menos), pero el cúmulo de errores puede desencadenar un escenario en que la consigna acerca de “que se vayan todos” se multiplique de aquí para allá. Hacia esas circunstancias apuestan las posiciones de quienes apuestan por la guerra y se oponen abiertamente al indulto concedido al ex presidente Fujimori.

Las sociedades abiertas que han consolidado democracias y economías de mercado inclusivas han organizado su debate público alrededor del capitalismo y el anticapitalismo, de menos Estado y más mercado o viceversa, pero nunca avanzaron tensados por religiones laicas que, tarde o temprano, podrían llevar a una virtual guerra civil.

En el Perú la polaridad fujimorismo versus antifujimorismo es una envoltura fundamentalista que impide el diálogo y el reconocimiento del otro, que posibilita que el estatista y el comunista se camuflen con discursos a favor de la decencia no obstante los contratos con Odebrechdt, que hace pasar al activista u operador político como periodista. En síntesis, esta polaridad es una envoltura que esconde los verdaderos programas y propuestas y también un poderoso detergente que convierte el robo en algo bueno.

El resultado de esta polaridad ya empieza a afectar a todos los peruanos. El frustrado proceso de vacancia presidencial es una terrible expresión de esta confrontación. La manera cómo la izquierda mangonea a ciertos fiscales para judicializar a sus adversarios es otra. No obstante que, en las elecciones nacionales pasadas, dos fuerzas promercado pasaron a la segunda vuelta, en el Congreso se comienzan a aprobar leyes antiinversión como la de cabeceras de cuenca y la norma que prohíbe utilizar leche de polvo importada en la elaboración de lácteos, mientras la posibilidad de una nueva ola de reformas se postergan para las calendas griegas. En todo caso, un triunfo redondo de los que empujan esta nociva polaridad.

Por todas estas consideraciones, los peruanos de buena voluntad deben respaldar abiertamente el indulto humanitario concedido al ex presidente Fujimori.  La disyuntiva es inevitable: la paz o la guerra y nosotros apostamos por la paz.

  • 27 de diciembre del 2017

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