La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Sobre la toma de locales y la “reforma universitaria” del Minedu
Cinco universidades públicas, entre ellas San Marcos, considerada la Decana de América, están en “rebeldía” por una determinada interpretación de la Superintendencia Nacional Universitaria (Sunedu) sobre los plazos para renovar autoridades. Las “autoridades rebeldes” arguyen que los cronogramas se establecen de acuerdo a los criterios de la nueva Ley Universitaria. Lo cierto es que la declaratoria de rebeldía ha abierto una verdadera caja de Pandora y, en la UNMSM, contemplamos la resurrección de los actores del siglo pasado que destruyeron las mejores tradiciones académicas del centenario claustro: sindicatos economicistas que les importa un bledo lo académico, grupos políticos voraces de poder en las facultades, y los radicalismos que ensangrentaron el país.
El ministro de Educación (Minedu), Jaime Saavedra, no solo está ensoberbecido por un circunstancial respaldo mediático, sino que ha perdido cualquier sentido de la proporción en sus acciones. El asunto de los plazos debería ser tratado de diferente manera, sobre todo, cuando hay varias razones. Sin embargo, el estado, a través del Minedu, la Contraloría General de la República y el Ministerio de Economía, ha decidido resolver el debate de un solo golpe.
Claro que Saavedra suele señalar que se trata de la lucha por la calidad en la educación superior. Sin embargo cualquier invocación a la calidad carece de credibilidad ante el empeño del Minedu en desconocer el esfuerzo de 3,000 comités de calidad instalados en colegios, institutos y universidades para conseguir la acreditación de acuerdo a los criterios del Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa (Sineace). Al Minedu no le importa que, durante varios años y con millones de soles en inversión, los mencionados claustros hayan iniciado un proceso de abajo hacia arriba buscando la acreditación de sus carreras. No le interesa porque el Minedu pretende que la calidad no se establezca mediante la participación de los centros de educación y el control de la sociedad y los consumidores, sino mediante la resolución del burócrata ministerial.
A nuestro entender allí está la madre del cordero. En el preciso momento en que los errores y apañamientos de la ex Asamblea Nacional de Rectores (ANR) a la mediocridad y las malas universidades iban a ser corregidos por este movimiento nacional por la calidad, el Minedu y la izquierda lanzaron este zarpazo estatal, tratando de ahogar al Sineace y los esfuerzos de acreditación y calidad en el sector público y privado. El motivo: ¡Todo el poder al burócrata!
En el colmo de la intolerancia, envalentonados por el respaldo mediático, Saavedra pretende que los próximos gobiernos canonicen los despropósitos en la educación superior. La izquierda no puede renunciar a su vena autoritaria. El proyecto del Minedu no solo pretende que la calidad sea establecida por el burócrata sino que tiene una clara animadversión al sector privado.
De allí que se le niegue a los claustros de educación básica participar en los procesos de acreditación y que la mayoría de las medidas hayan apuntado contra la inversión privada en la educación superior. Lo que ha sucedido es que se ha modificado el frente de batalla con las revueltas de las universidades públicas.
Ante la incuestionable mayoría nacional en contra, el gobierno nacionalista tuvo que archivar el plan chavista de la Gran Transformación. Pero en la educación, Saavedra logró ganar la batalla mediática y los discursos contra el lucro y la inversión privada en el sector prosperaron. La conducta del Minedu y de Saavedra no solo viola la autonomía universitaria, derecho y conquista en el siglo XX, sino que se parece demasiado a las acciones de los regímenes bolivarianos. Rafael Correa ha intervenido 14 universidades en Ecuador. Veamos quién gana.
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