Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Colaboración evidente entre oficialismo y oposición
Antes del mensaje presidencial por Fiestas Patrias, se conoció que el Ejecutivo había presentado cinco iniciativas al Congreso alrededor de diversos temas. Uno de ellos es un proyecto que plantea simplificar los procesos de expropiación para proyectos de infraestructura, que recoge la idea de una oficina especial de acceso a predios para obras de infraestructura priorizadas (APIP), bajo el ámbito de Proinversión. Como se recuerda, la mencionada propuesta formaba parte del Decreto Legislativo 1333, derogado por el Congreso.
Otra iniciativa plantea reformar la Carta Política para modificar la composición y el sistema de elección de los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Asimismo se presentó un proyecto que plantea la promoción de las asociaciones público privadas en el tratamiento de las aguas residuales, otro que a apunta a fortalecer las inspecciones laborales y un último que propone la creación de una autoridad de transporte urbano para Lima.
Hasta allí las iniciativas presentadas por el Ejecutivo son importantes, sobre todo las vinculadas a relanzar las inversiones en infraestructuras, en momentos en que se ralentiza el crecimiento. Cualquiera diría que solo se trata de la persistencia de la administración PPK en sus conocidos objetivos. Sin embargo el hecho de que el Presidente del Consejo de Ministros (PCM), Fernando Zavala, y la ex presidenta del Legislativo, Luz Salgado, señalaran que las mencionadas iniciativas habían sido conversadas entre el pepekausismo y el fujimorismo —es decir, que se trata de uno de los primeros resultados de la segunda cumbre entre PPK y Keiko Fujimori—, a nuestro entender, cambia radicalmente el panorama político instaurado desde las pasadas elecciones nacionales.
¿Por qué planteamos semejante tesis? Por la sencilla razón de que el fujimorismo antes y luego del mensaje de Fiestas Patrias siguió subrayando su papel de fuerza opositora. Por ejemplo, ante el relevo de dos procuradoras la señora Fujimori solicitó que se repusiera en el cargo a ambas funcionarias, y luego del discurso presidencial las críticas naranjas a supuestos vacíos arreciaron de aquí para allá. Sin embargo no hubo los picos de polarización en los que representantes del oficialismo —incluido el PCM y el propio jefe de Estado— salían a replicar los argumentos opositores y, a veces, se llegaba a extremos de hablar de posibles vacancias, disoluciones del Legislativo, obstruccionismos y otras visiones apocalípticas.
¿Qué significa todo esto? Que en el Gabinete de los tecnócratas se comienza a conocer las artes y las armas de la política y, de una u otra forma, se comienza a aceptar el legítimo derecho de la mayoría legislativa a desarrollar su papel opositor, siempre y cuando se desarrollen los espacios para los convergencias y entendimientos entre Ejecutivo y Legislativo. En todo caso, allí están las cinco iniciativas presentadas por el Gobierno.
Si las son así, entonces, el año perdido en polarizaciones innecesarias —que azuzó el extremismo antifujimorista— ha significado un interesante aprendizaje en el Gabinete que preside Zavala; y también, por supuesto, en la mayoría legislativa de Fuerza Popular. El desarrollo de las lógicas políticas en estas Fiestas Patrias parece indicarnos que todos estamos aprendiendo a convivir en un gobierno dividido entre un Ejecutivo que representa a la tercera bancada del Legislativo y una mayoría absoluta del fujimorismo.
Oficialismo y oposición sin perder los espacios de convergencias y entendimientos parece ser la nueva consigna. Bueno, pues, al margen de las adhesiones y rechazos a los cinco proyectos presentados por el Ejecutivo, esa dialéctica entre oposición y gobernabilidad es el único camino que nos puede llevar a desarrollar las urgentes reformas de segunda generación que necesita el Perú para volver a crecer a tasas altas y seguir reduciendo pobreza como antes. De lo contrario, el 2021 será una escenario adverso para pepekausas y fujimoristas.
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