Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Algunos creen que el hecho de que el presidente Castillo y las corrientes comunistas hayan dejado de agitar la propuesta de una asamblea constituyente para organizar “una república plurinacional con equidad de género”, ha conjurado la amenaza autoritaria y estatista. Se equivocan de principio a fin. Si la inversión privada crecerá cero –en el pronóstico optimista– o caerá en 20 puntos –bajo el criterio pesimista– en el 2022, solo se explica por el anuncio de una asamblea constituyente y las propuestas de las nacionalizaciones del gas y los recursos naturales.
El crecimiento económico, la reducción de pobreza y el avance de las clases medias han sido las columnas sobre las cuales se ha construido la actual experiencia republicana, que acumula cinco procesos electorales sin interrupciones, al margen de las barbaries constitucionales del referendo y el cierre inconstitucional del Congreso pasado. ¿Por qué sostenemos estas tesis? No han sido los partidos políticos, los intelectuales ni otro tipo de actores los que han sostenido la continuidad institucional. Por el contrario, todos estos actores han fracasado de principio a fin.
En el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) se levantan humaredas y se señala que el 2021 el PBI crecerá en 13% y que el déficit se ha reducido en 3%. Adrede se desinforma y se niega que hay un efecto rebote por la recesión del 2020, y que si hay menor déficit es porque este año el Estado ha tenido más de US$ 8,500 millones adicionales en recursos por los altos precios de los minerales y los pagos adelantados de las empresas de obligaciones (pese a estar en litigios) y el nuevo endeudamiento público.
El MEF no solo debería señalar que el déficit se reduce –pese al aumento de gastos sin control– sino que debería anunciar estar reconstruyendo el Fondo de Estabilización Fiscal, dilapidado por la pasada administración Vizcarra. Es decir, que se reconstruye el ahorro del Estado para nuevas emergencias. La economía, pues, está bajo destrucción si la inversión privada se desploma por los absurdos anuncios de una izquierda que nunca abandonó el aula universitaria ni leyó más allá del manual simplón del leninismo.
Ahora bien, la pregunta que surge es si el Gobierno no puede implementar ninguna de sus propuestas al margen de la Constitución –ya sea la propia constituyente, la nacionalización de los recursos naturales o la segunda reforma agraria sin agroexportaciones–, ¿por qué no se archiva la propuesta de una constituyente? La respuesta es simple: hoy la estrategia de poder colectivista pasa por destruir la economía nacional.
El gobierno colectivista –a menos que demuestre lo contrario– hasta hoy ha dado un paso atrás con el objeto de mantenerse en el poder y seguir avanzando después. Sin embargo, cualquier avance pasa por destruir la economía, la inversión privada y el proceso de reducción de pobreza.
Sin la economía en crecimiento, entonces, la continuidad institucional hubiese sido imposible. Bueno esas columnas económicas han comenzado a ser devastadas por los anuncios del Ejecutivo pese a que, gracias a los precios de los minerales, el 2022 el país podría crecer por encima del 6% (incluso sin nuevas inversiones).
Se busca adrede que la pobreza y el descontento nacional se extiendan para que la desesperación justifique la intervención del Estado, la expropiación y redistribución del sector privado, con el objeto de crear una ilusión pasajera y centralizar el poder del Estado. El anuncio de la constituyente y el estatismo, pues, son dos caras de una misma moneda. El viejo libreto leninista aplicado a la relación economía y política.
Sin embargo, ese relato es difícil que pase. Nadie puede justificar el frenazo a tres décadas de crecimiento y proceso de reducción de pobreza en apenas cinco meses de gestión. De allí la enorme importancia de que el presidente Castillo se olvide del paso atrás y decida girar en 180 grados: anunciar que se archiva la constituyente y convocar a un gabinete de unidad nacional que supere a las capillas y sectas comunistas.
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