Editorial Política

La clase media y la guerra de clases de Perú Libre

No se firmará una Hoja de Ruta como sucedió con otras izquierdas

La clase media y la guerra de clases de Perú Libre
  • 12 de abril del 2021

La candidata a la vicepresidencia de Perú Libre, Dina Boluarte, acaba de señalar que “la clase acomodada limeña seguramente dejará de serlo” con una eventual presidencia de Pedro Castillo. La declaración dejó enmudecidos a algunos, porque semejante afirmación revelaba la resurrección abierta del discurso de la lucha de clases matizada con cierto contenido étnico, sobre todo por la referencia a Lima.

De alguna manera esta declaración revela la profunda desinformación de los principales militantes de Perú Libre, partido que lideran el político bolivariano Vladimir Cerrón y el candidato presidencial Pedro Castillo. De pronto la clase media se convierte en sinónimo de privilegio, de riqueza, frente a los demás pobres del Perú.  Sin embargo, es harto conocido que las clases medias son el alma y la libertad de los sistemas republicanos por su tendencia a conservar los avances de una determinada sociedad frente a los extremos y los radicalismos. A más clase media consolidada, mayores posibilidades de estabilidad del sistema político, excepto situaciones particulares como pasa en el país. En el Perú alrededor del 50% de la población puede considerarse perteneciente a este sector.

¿Por qué entonces la clase media le puede ser tan incómoda a un político de la izquierda colectivista? Porque generalmente la expansión de las clases medias suelen ser los muros de contención de las propuestas colectivistas y estatistas que buscan la expropiación de la propiedad y la riqueza de los ciudadanos. Por todas estas razones no es exagerado sostener que la gran propuesta de los colectivismos es convertir a las sociedades en grandes fábricas de pobreza, con el objeto de llegar al poder y perpetuarse en él.

De otro lado, llama en extremo la atención la referencia de la señora Dina Boluarte acerca de “la clase acomodada limeña”. La mención a lo capitalino parecería señalar algún privilegio, algún tipo de prebenda o quizá una forma de explotación, frente a los pobres rurales. Y por extensión lo limeño parece referirse a lo “blanco”, a “lo criollo”. 

La señora Boluarte está totalmente equivocada. Lima es la ciudad más andina del Perú. O para ser más precisos, es la ciudad más andinizada de todo el territorio nacional. Desde los años cincuenta diversas oleadas de migrantes convirtieron los arenales y las haciendas que rodeaban a la Lima tradicional en enormes ciudades donde bullen todos los colores, todos los humores, y en donde empieza a nacer una nueva idea de la peruanidad. Hoy la tercera generación de migrantes de esos primeros pioneros forma parte de las élites empresariales, intelectuales y académicas, gracias a que la Constitución de 1993, desreguló los mercados y precios y posibilitó que se desataran todas las energías creativas de la sociedad.

Hay entonces en las declaraciones de la señora Boluarte en contra de las clases medias limeñas una velada alusión de la lucha de clases, un desconocimiento de las sociedades de migrantes de Lima y un claro resentimiento frente al esfuerzo de varias generaciones.

De otro lado, la vicepresidente de Perú Libre afirmó categóricamente que  Pedro Castillo de ninguna manera firmará una Hoja de Ruta, tal como lo hizo Ollanta Humala en el 2011; y de una u otra manera, también criticó la flexible oportunidad que cultivan otros líderes de izquierda. Por ejemplo, Verónika Mendoza en la primera etapa de la pasada campaña electoral se la pasó echando fuego y azufre en contra de los principales proyectos mineros e, incluso, llegó a firmar un compromiso para cancelar el proyecto Tía María en Arequipa. Sin embargo, días antes de los comicios y ante la falta de electores, comenzó a prometer el oro y el moro: se comprometió a sacar adelante Las Bambas, Quellaveco y Toromocho.

La señora Boluarte señala categóricamente que esas flexibilidades no existirán en Perú Libre, es decir, el profesor Pedro Castillo avanzará hasta el final con su propuesta de colectivizar a la sociedad.

Como se aprecia con absoluta claridad, la rabia nacional contra el Estado fallido, que no compra vacunas, explica el desborde electoral por la izquierda y la derecha. Y nos ha traído un outsider que recién empezamos a conocer.

  • 12 de abril del 2021

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