¡Keiko, coraje para el cambio hacia adelante!

Después de la audacia de Chota, en que la lideresa de Fuerza Popular aceptó un debate con la cancha absolutamente inclinada en contra de ella y, no obstante la arbitrariedad, la candidata logró salir airosa, el pueblo peruano ha comenzado a entender dos cosas: que Keiko es largamente la candidata mejor preparada y que representa una fuerza de cambio frente a la tragedia nacional causada por el Estado fallido.

La idea de una salida a la actual tragedia nacional puede convertirse en una energía poderosa frente al intento del colectivismo de convertir la justa irritación en una situación revolucionaria y en un clásico asalto al poder, dentro de la tradición bolchevique. Por todas estas consideraciones, es fundamental definir qué representa el cambio hacia adelante propuesto por la candidata de Fuerza Popular.

Y quizá una manera de empezar las definiciones podría ser explicarle a la gente una paradoja que hiere cualquier sensibilidad. La ciudadanía quiere saber cómo el modelo económico que triplicó el PBI, redujo pobreza del 60% de la población a solo 20% y que ensanchó las clases medias antes de la pandemia, hoy tiene un Estado que no equipó hospitales, que no provee oxígeno a los enfermos graves de Covid y que no adquirió camas UCI ni las suficientes vacunas para inmunizar a la sociedad en el 2021. ¿Cómo fue posible una barbarie de este tipo pese a que el Estado gastaba US$ 65,000 millones antes de la pandemia?

En este contexto, se debería acuñar una frase: al modelo de libertades económicas le faltó Estado o en el modelo de economía abierta el gran acusado debería ser el Estado, porque el sector privado pagó tal cantidad de impuestos que el actual Estado tiene los mayores recursos de nuestra historia republicana.

Con semejante aproximación se puede entender por qué 3.8 millones de peruanos no tienen agua potable y más de 7 millones no tienen servicios de alcantarillado. Igualmente se puede comprender por qué los cerca de 10 millones de peruanos hoy en situación de pobreza tienen problemas para alimentarse. Asimismo, nuestros compatriotas necesitan entender por qué cerca del 70% de la economía y la sociedad está en situación de informalidad (problemas tributarios y de legislación laboral) ante las sobrerregulaciones y florestas de procedimientos de los gobiernos central, regionales y locales.

El Estado ha sido el gran enemigo de la transformación del Perú. De allí, por ejemplo, que el canon minero no se haya materializado en más carreteras, escuelas, postas médicas e infraestructuras para las zonas y regiones en donde se emplazan los principales proyectos mineros.

De otro lado, es necesario explicarle a la gente que la propuesta comunista de Pedro Castillo y Perú Libre quiere eliminar lo único que ha funcionado en las últimas tres décadas: la libertad económica y la desregulación de precios y mercados, que explican el poderoso sector privado y la emergencia de millones de emprendedores que desde los sectores E y D comenzaron un largo ascenso hacia los sectores C, B y A. Perú Libre entonces pretende eliminar lo único que ha funcionado y agrandar hasta al paroxismo lo único que ha fracasado: el Estado fallido sin vacunas.

Si se implementara el plan de Perú Libre es evidente que las cosas cambiarán para viajar al pasado, para volver a las noches más oscuras del velasquismo y la pobreza de Venezuela. No hay cambio con comunismo, con colectivismo, con nacionalizaciones y expropiaciones; ese debe ser un grito que se levante de aquí para allá.

Únicamente definiendo claramente en qué consiste ese cambio los sectores D y E entenderán que el cambio propuesto por Pedro Castillo es un cambio para el empobrecimiento general, la muerte y la persecución política. Precisar que el cambio pasa por perfeccionar lo que ha funcionado en las últimas tres décadas y desterrar el viejo Estado de los políticos irresponsables (las administraciones de Vizcarra y de Sagasti, y los gobernadores regionales, hoy socios de Castillo) posibilitará entender que duplicar Pensión 65, distribuir temporalmente el 40% del canon en las comunidades cercanas a los proyectos mineros, entregar el bono Covid, repartir el bono tecnológico (tablets y smartphones) para los escolares, construir 3,000 colegios y relanzar Pronamach y Foncodes para los agricultores pobres, solo será posible con un nuevo Estado, poderosos programas sociales y más inversión privada.