Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
El presidente Kuczynski pudo haber informado a la Comisión Lava Jato del Congreso que iba a responder por escrito las interrogantes sobre su participación en la Carretera Interoceánica y, probablemente, las cosas no pasaban a mayores. Sin embargo dijo que no se reunirá personalmente con la mencionada comisión porque no se iba a prestar “para un circo”. En el acto, Rosa María Bartra dejó entrever que la distensión impulsada por la presidenta del Consejo de Ministros, Mercedes Aráoz, estaba en peligro.
Para completar el panorama del Perú convertido en un gran tribunal, unos días antes, un sector de fiscales estiró la ley como un chicle y decidió continuar una investigación preliminar por tres años al Partido Aprista y a Fuerza Popular, bajo la ley de “crimen organizado”. Es decir, después de meses de investigar no se puede acusar formalmente por falta de pruebas. Sin embargo, para continuar con el asunto, dos partidos políticos empiezan a ser investigados como “bandas”. Este abuso judicial evoca la estrategia de Nadine Heredia en la administración pasada, que judicializó la situación de Alan García. Durante varios años el líder aprista fue acusado por los llamados “narcoindultos”, pero el Poder Judicial, de un total de 5,000 gracias solo judicializó 16 y condenó el caso en base a una.
Semejantes barbaridades suceden cuando la lucha política se pretende resolver en los tribunales. Y la historia del Perú está repleta de esos ejemplos. Sin embargo lo más grave de todo este escenario es que la judicialización y la polarización políticas recrudecen luego de un choque de poderes que derribó al Gabinete Zavala, y después de que Mercedes Aráoz desarrollara intensas reuniones con las fuerzas políticas, organizando un saludable clima de distensión política y de entendimientos.
¿Cómo comprender, entonces, que el propio presidente Kuczynski aparezca entorpeciendo la labor proconvergencia de Aráoz? En este portal consideramos que en el Ejecutivo hay sectores que respiran por la herida por los cambios producidos en el Gabinete. Particularmente, en la llamada izquierda caviar no se aceptan los cambios producidos en los sectores de Educación, Salud y Justicia; y al margen del país y los intereses nacionales, apuestan por persistir en la polarización.
En otras palabras, estamos hablando de un establishment que en los últimos quince años mantuvo privilegios estatales y que se opone abiertamente a un entendimiento Ejecutivo - Legislativo. Esos sectores que pueden ser definidos como la izquierda en el Gabinete son los que propician este tipo de pronunciamientos que desatan confrontaciones inexplicables. Unos días antes, en el preciso momento que el Gabinete Aráoz avanzaba en la concertación, la izquierda del Gabinete propició un absurdo e incomprensible enfrentamiento con la Iglesia por el lugar en que debería celebrarse la misa con el Papa. Aráoz buscaba los acuerdos y otros desarrollaban batallitas.
Buscar entendimientos entre Ejecutivo y Legislativo obliga a mutuas concesiones del pepekausismo y el fujimorismo. Los recientes cambios ministeriales, de alguna manera, forman parte de los gestos de buena voluntad. A nuestro entender la llamada izquierda caviar luchará contra viento y marea para oponerse a esos entendimientos. Terrible indolencia y frivolidad para un país que necesita con urgencia un acuerdo Ejecutivo - Legislativo para conseguir respaldo político para el Gobierno y, sobre todo, para emprender algunas reformas estructurales que el Perú necesita para no caer en la aterradora trampa de ingresos medios, que ralentiza el crecimiento y vuelve a aumentar pobreza.
Y también, por supuesto, para que el Estado, la democracia y las fuerzas promercado recuperen iniciativa ante el radicalismo antiminero que pretende paralizar las minas del sur del Perú. En vez de armar guerristas absurdas contra la Iglesia y el sector interior, por ejemplo, debería preocuparse del porqué las comisarías del sur del país solo contemplan sin hacer nada los reiterados bloqueos de minas que se han producido a lo largo del año. Ni el Estado ni la policía existen en esas regiones.
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