La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Más allá del club de rectores y el de los burócratas
Las amenazas de la Superintendencia Nacional de Educación Superior (SUNEDU) en contra de algunas universidades estatales, principalmente a San Marcos (UNMSM), acerca de que se podría suspender los grados y títulos que otorga esta centenaria casa de estudios si es que no se interpreta los plazos de adecuación a la nueva ley universitaria como lo señala ésta dependencia del Ministerio de Educación (Minedu), parece una broma. De pronto, la universidad decana de América ya no sería una universidad. Algo está mal y quizá sea hora de que todos recuperemos la cordura.
¿Por qué la Sunedu asume una conducta tan intransigente? Por la sencilla razón de que, de alguna manera, los funcionarios del Minedu han ganado la batalla en la opinión pública y mediática creando un humor mayoritario que identifica a la nueva ley universitaria con la búsqueda de la calidad académica. Pero una percepción mediática no significa que sea verdad. La verdad es más compleja.
Quizá cuando en el Minedu se critica a la ex Asamblea Nacional de Rectores (ANR) y se le llama “club de rectores” haya algo de razón: demasiados retrasos en la acreditación y la calidad educativa. Pero las cosas estaban empezando a cambiar con los más 3 mil comités de calidad de colegios, institutos, y universidades, que ahora buscan acreditarse en el Sistema Nacional de Evaluación, Certificación y Acreditación de la Calidad Educativa (SINEACE). Una sola pregunta: ¿Por qué los “reformadores” del Minedu pretenden desconocer esta impresionante movilización nacional por la calidad? ¿Por qué la reforma Saavedra intenta cancelar estas miles de iniciativas por la calidad?
Desde que los movimientos reformistas cancelaran la llamada universidad aristocrática a inicios de siglo, desde que los radicalismos y marxismos coparan las universidades estatales, y desde que en los noventa se posibilitara la inversión privada en la educación, nunca hubo una gesta nacional por la calidad de más de 3 mil comités, forjados de abajo hacia arriba, con debates, estudios y proyectos, que buscara acreditar la calidad de colegios y carreras. Sin embargo la Sunedu y el Minedu pretenden liquidar este proceso de un plumazo. Otra vez, ¿por qué?
Es evidente que en el Minedu se cree más en la burocracia iluminada que en la sociedad para eliminar la mediocridad de la educación. De allí que este inmenso movimiento nacional por la calidad irrite tanto a los burócratas. En semejante contexto, las broncas y amenazas de la Sunedu con algunas universidades estatales y San Marcos podrían entenderse como un desesperado intento de control, ¿no es verdad?
Pero la burocracia iluminada no viene sola. Viene con el estatismo y la animadversión a la inversión privada en la educación no obstante que el estado ha fracasado en todo, absolutamente en todo. Las concepciones burocráticas y estatistas tienden a perpetuarse. Y la burocracia del Minedu, al parecer, ha comenzado a creer que sus triunfos mediáticos le dan para quedarse en el poder al margen de cualquier gobierno. Sin embargo si observamos las tendencias políticas electorales es evidente que “la reforma universitaria” del Minedu no continuaría en el siguiente periodo constitucional. De allí la desesperación, las amenazas, como si una reforma universitaria, una gran movilización por la calidad, fuese asunto de guachimanes.
Ante la concepción burocrática y estatista solo nos resta insistir en que la única movilización por la calidad auténtica y que perdura es la que convierte a los consumidores (padres de familia y estudiantes) en los protagonistas que cierran y cancelan claustros de mala calidad. ¿Quién va a matricularse en un centro sin acreditación? Cuando el burócrata asume esa función algo del chavismo y del archivado plan de la Gran Transformación se actualiza y se ejecuta.
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