Editorial Política

¡En pleno Bicentenario, la República al garete!

Ejecutivo no define y oposición se divide irresponsablemente

¡En pleno Bicentenario, la República al garete!
  • 25 de julio del 2021

A horas de que juramente Pedro Castillo como jefe de Estado y a horas también de conmemorarse el Bicentenario de la independencia, la República del Perú asemeja a una nave al garete a punto de encallar. Por un lado, el señor Castillo no ha deslindado abiertamente con la propuesta de de Perú Libre, de convocar a una asamblea constituyente y colectivizar la economía; y por el otro, la oposición sigue sumida en las irresponsabilidades y frivolidades que explican el avance del comunismo: se acaba de dividir en dos listas para la mesa directiva del Legislativo.

El señor Castillo si bien no ha ratificado el programa colectivista de Perú Libre, al cierre de esta edición no había designado a su gabinete y los rumores iban y venían alrededor de la posibilidad de que el nuevo gobierno asumiera las posiciones estatistas, anti inversión y autoritarias que caracterizan a los proyectos bolivarianos. Semejante indefinición se producía en medio de la parálisis de la economía, la subida del dólar, el incremento de los productos de primera necesidad que dependen de las importaciones y la fuga de capitales.

Las indefiniciones sobre el rumbo del nuevo gobierno agravaban la situación a medida que se acercaban las fechas de las fiestas patrias y el cambio de mando, tal como lo establece la Constitución Política.

Sin embargo, el desgobierno, las tendencias a la anarquía y el faccionalismo, no solo provenían del oficialismo con respecto al proyecto colectivista, sino que la oposición igualmente volvía a demostrar la misma frivolidad ejercida por el anterior Legislativo. Como todos sabemos, las vacilaciones y el faccionalismo de la oposición del anterior Congreso en la defensa del sistema republicano posibilitaron que las minorías capturaran el control del Ejecutivo y el Legislativo y se creará este momento devastador para el sistema republicano.

Hoy la oposición parece no haber aprendido nada y se divide en dos listas facilitando las estrategias de las corrientes comunistas y colectivistas para asumir el control del Legislativo.

El panorama entonces es aterrador. A horas de conmemorarse el Bicentenario, las principales tendencias en nuestro sistema republicano parecen ser a favor de la anarquía y la disgregación institucional. De alguna manera el Perú reedita diversos capítulos de la historia del siglo XIX, en los que las tensiones entre anarquía y orden terminaron devorándose todas las posibilidades institucionales.

Sin un Ejecutivo con una idea mínimamente clara sobre qué hacer con el país y una oposición absolutamente irresponsable, ¿acaso el Perú, como proyecto de peruanidad, ha dejado de ser viable? ¿Acaso enfrentamos la agonía del actual proceso republicano, que acumula dos décadas de continuidad institucional? ¿Acaso ha terminado el ciclo de crecimiento económico y el proceso de reducción de pobreza en base a la inversión privada? ¿Acaso contemplamos el final de las clases medias emergentes, del impresionante proceso de reducción de pobreza e inclusión, como nunca antes acaeció en nuestra historia republicana?

Creemos que no debemos rendirnos ante el pesimismo ni a la frivolidad e irresponsabilidad de las élites. La única manera de detener el desmoronamiento institucional de la sociedad pasa por la decisión de cada peruano de hacer política cívica, en el mejor sentido de la palabra. Es hora de que todos los colectivos independientes, todas las expresiones ciudadanas y humores de la sociedad converjan en la defensa de las libertades políticas y económicas para exigir que el Ejecutivo respete la Constitución y la oposición legislativa abandone sus cabinas de cristal.

La historia nacional es pródiga en grandes ejemplos sobre cómo la anarquía y la irresponsabilidad desatan fuerzas creadoras y constructivas. A finales de la década del veinte del siglo pasado, con el final de la llamada República Aristocrática, los partidos del siglo XIX desaparecieron ante la irrupción de nuevos actores y las nuevas tradiciones populares lideradas por Víctor Raúl Haya de la Torre. El surgimiento de nuevos políticos e intelectuales definió los grandes temas de debate del siglo pasado.

Es hora de que algo parecido suceda en el Perú. No se trata de que los jóvenes sean los eternos “refundadores de la República”, sino que ellos aprendan de los errores del pasado y continúen los logros del sistema republicano. Pero es incuestionable que para salvar la libertad el Perú requiere una nueva energía política y republicana. No hay alternativa.

  • 25 de julio del 2021

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