La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Más de 200 gremios de empresarios nacionales, formales e informales, grandes, pequeños y medianos, acaban de emitir un pronunciamiento –en el complejo comercial de Gamarra– en contra de la asamblea constituyente y exigiendo que se respeteN la Constitución y las leyes para que continúe la inversión que genera empleo y reduce pobreza.
En esta nota es imposible enumerar los cerca de dos centenares de gremios empresariales que convergieron en el pronunciamiento. Pero vale señalar que participaron gremios como la Confiep, la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, la Sociedad Nacional de Industrias, la Asociación de Exportadores, La Sociedad Nacional de Pesquería y la Unión Nacional de Gremios –representantes de las grandes y medianas empresas–, junto a la Sociedad Empresarial Gamarra del Perú, la Asociación Peruana de Empresarios de la Panadería y la Pastelería, las Cámara de Comercio de diversas regiones (Arequipa, Apurímac, Huancavelica, Cajamarca, etc.), la Unión de Asociaciones de Micro y Pequeños Empresarios Las Malvinas y Anexos, la Cámara Regional de Turismo de Ucayali, la Asociación Comerciantes Consorcio Grau, la Cámara de Empresarios y Comerciantes de Mesa Redonda, la Asociación de Mineros Artesanales Señor de la Ascensión de Ayacucho, la Asociación de Gremios Confeccionista del Parque Industrial de Huaycán, la Asociación de Productores de Calzado y Afines del Parque Industrial de Villa El Salvador, Gran Centro Comercial Eléctricos “Las Malvinas”, entre otros gremios de la pequeña y micro empresa de todo el país.
Sin embargo, basta echar una mirada a los actores de este pronunciamiento para entender que no solo se trata de grandes, medianos y pequeños empresarios, sino también de una alianza de empresarios formales e informales. Las pequeñas y micro empresas (pymes) que proveen más del 80% del empleo privado, de una u otra manera, se cruzan con altos niveles de informalidad frente a las abrumadoras sobrerregulaciones del Estado, imposibles de pagar y sortear por millones de emprendedores.
En el pronunciamiento de los empresarios del Perú se señala que existen 9,8 millones de peruanos en pobreza que sobreviven con S/ 360 al mes y cerca de 1.6 millones en extrema pobreza, que agonizan con S/ 191 mensuales. Se deja entrever que estos peruanos excluidos hoy están sin posibilidades de superar estas lacras sociales porque el Ejecutivo ha frenado la economía y ha detenido la inversión privada y el empleo.
¿Qué significa la posibilidad de que los empresarios formales e informales, que los mercados populares y formales, converjan en una propuesta unificada para enfrentar la destrucción nacional que causa el gobierno de Pedro Castillo, de Perú Libre y del Movadef?
A nuestro entender implica la posibilidad de “una revolución social” que no solo permitiría superar la destrucción nacional desatada por el Gobierno de Castillo, sino sobre todo iniciar un camino de reformas que debieron complementar las reformas macroeconómicas de los años noventa. Reformas que cambiarían la naturaleza sobrerreguladora del Estado y lo convertirían en uno amigable, a favor de la sociedad y la inversión privada. Por ejemplo, avanzar en la flexibilidad laboral para la promoción del empleo.
Vale anotar que en el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) se considera que los empresarios son los enemigos de los pobres del país, y se ignora que ellos proveen más del 80% de los ingresos fiscales y más del 80% del empleo nacional. Se ignora igualmente que del proceso de reducción de pobreza de las últimas tres décadas (de 60% a solo 20% antes de la pandemia), el 75% fue aporte de la inversión privada que creó empleo, según todos los organismos multilaterales.
Por esta razón en el MTPE se impulsa la “Agenda 19”, que pretende establecer la estabilidad laboral absoluta –imposible de asumir por las pymes– y crear un mundo laboral repleto de sindicatos que negocian por rama, como si el Perú estuviese en su tercera revolución industrial. De allí que el MTPE, sin consultar en el Consejo Nacional del Trabajo, haya aumentado el sueldo mínimo –imposible para las pymes– y haya eliminado la tercerización laboral. La agresión contra la inversión privada es de tal de extremo que el MTPE acaba de recibir la observación internacional de la Organización Internacional del Trabajo.
Pues bien, la alianza de los empresarios formales e informales, acaba con los relatos colectivistas del MTPE y señala que los empresarios representan la única alternativa para los pobres, para superar la pobreza.
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