La comisión de Constitución del Congreso de la R...
El Perú está al borde de un estallido social porque el Gobierno de Pedro Castillo, con sus anuncios de promoción de una constituyente y nacionalizaciones de los recursos naturales, ha detenido tres décadas de crecimiento y proceso de reducción de la pobreza. Hoy el desplome de la inversión privada determina que exista menos empleo, no se recupere el ingreso promedio de los peruanos –desde antes de la pandemia–, y aumente la pobreza.
Nadie puede explicar que se frenen tres décadas de avance económico y social en pocos meses de gestión. No hay estrategia ni relato válido para semejante situación.
Cuando, unos días atrás, el Ejecutivo decretó el toque de queda y la inmovilización social para más de 11 millones de peruanos, los limeños se declararon en desobediencia social y desarrollaron una de las movilizaciones más impresionantes de América; en realidad, se graficó la crisis del Gobierno y del Estado en general. El Estado implosiona, se disuelve y el Gobierno de Castillo se evapora.
El frenazo económico se sumó al incremento de los precios derivados de la guerra en Ucrania y se produjo el estallido social. En este contexto, Perú Libre y los estrategas cubanos desarrollan ahora un relato: el frenazo económico se explica por el régimen económico de la Constitución de 1993 y, por lo tanto, el Perú debe avanzar hacia una asamblea constituyente.
En función de la legitimación de ese relato, los operadores bolivarianos han creado federaciones y organismos sociales –que solo representan a vanguardias radicalizadas–, que exigen la convocatoria de una constituyente y el cierre del Congreso. Se convocan a paros –con todos los recursos del Estado– y algunos centenares de activistas y militantes bloquean carreteras y ejercen violencia. Mientras tanto, el presidente Castillo y sus ministros desarrollan reuniones regionales en coliseos y locales cerrados para la población –con impresionantes resguardos de la policía nacional– en los que, igualmente, todos los desastres del gobierno de Perú Libre son atribuidos a la actual Constitución.
De una u otra manera contemplamos una estrategia bolchevique que pretende crear una imagen virtual sobre las razones del estallido social en contra del Gobierno de Pedro Castillo. ¿Cómo es posible que los perulibristas se propongan semejante estrategia? La única respuesta: en el Perú no existe una oposición organizada, carecemos de líderes y partidos políticos. Es incuestionable que estamos ante un estallido social frente al Gobierno de Castillo causado por el frenazo económico. El Ejecutivo se derrumba y crea un vacío de poder general en la sociedad. Sin embargo, ni la oposición ni las fuerzas democráticas en el Congreso son capaces de gestar una alternativa y superar el desastre nacional causado por la administración de Perú Libre.
A nuestro entender, semejante estrategia no tiene posibilidades de triunfar. Sin embargo, llama poderosamente la atención la orfandad de la oposición política que posibilita una típica estrategia bolchevique en pleno siglo XXI.
La solución de este entrampamiento nacional evidentemente está en la política. Las diversas fuerzas de la oposición, dentro y fuera del Congreso, necesitan organizar una convergencia –que incluya a todas las corrientes políticas– para proponer una nueva mesa directiva del Congreso que se encargue de la salida y de la transición del actual desastre nacional.
La ausencia de partidos y líderes con capacidad mínima obliga a que surjan conglomerados multipartidarios en el Congreso que organicen la propuesta y encaminen las bancadas a un camino de salvación nacional. De lo contrario, la destrucción nacional y el derrumbe del Ejecutivo crearán un gigantesco vacío de poder que puede ser llenado por la desesperación, por esa idea que a veces asumen las sociedades y que evocan al náufrago que se coge a cualquier madero.
En otras palabras, si la oposición no se propone llenar el vacío de poder que se genera con el derrumbe del Gobierno de Castillo, la constituyente puede aparecer como posibilidad y nos robarán la libertad por varias décadas.
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