Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Aquí seguimos con atención todos los pasos y estrategias de los diversos movimientos y organizaciones radicales, especialmente ahora que Pedro Castillo se pondrá la banda de la primera magistratura de la nación. En ese sentido, en los últimos días se han realizado varios encuentros y asambleas de diferentes colectivos, todos con un solo objetivo: exigirle al nuevo mandatario que no renuncie a la convocatoria de una asamblea constituyente, no obstante que ello no sea parte de las facultades del Ejecutivo.
Así, el lunes 26 y el martes 27 de julio se realizó en Lima la “Asamblea de los ayllus y markas del Tawantinsuyo” que agrupó a diversos colectivos de los pueblos originarios de cuño radical y separatista, que pregonan la “nación tahuantinsuyana”. Una de las varias conclusiones de esta reunión es que no se aceptará que “Castillo se quiera convertir en un Humala, tenemos el derecho a sacarlo”. En este evento estuvieron varios líderes de estos movimientos, provenientes de Puno, Juliaca y Cusco; entre ellos Pablo Salas Charca, uno de los principales activistas de las protestas contra las operaciones mineras.
Esos mismos días también hubo un “Encuentro nacional de rondas campesinas, nativas y urbanas del Perú”, al que, según los integrantes de su comisión organizadora –liderada por Ydelso Hernandez– se invitó tanto a Pedro Castillo como al actual encargado de la presidencia, Francisco Sagasti. Castillo no participó en la primera jornada, y Francisco Sagasti solo envió sus disculpas por no poder asistir. En este evento también se resolvió que la organización de las rondas campesinas vigilará que se cumplan las promesas del hoy presidente Pedro Castillo, sobre todo en lo que respecta a la convocatoria a la asamblea constituyente.
En el sur peruano, en las provincias altas cusqueñas de Espinar y Chumbivilcas, desde el viernes pasado se han activado dos conflictos alrededor de las operaciones de Antapaccay y Las Bambas. En el caso de Chumbivilcas, los organizadores reclaman que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones “cumpla” con pagar los justiprecios de las propiedades que fueron compradas por el Estado a los comuneros, en el marco de la construcción de la carretera vial del sur. Y en Espinar los comuneros reclaman la formación de más mesas de concertación sobre todo alrededor del viejo cuento de la “contaminación ambiental”. En ambos casos también las organizaciones no gubernamentales han vuelto a culpar a las empresas mineras que operan en la zona; sin embargo, dentro de los pliegos de reclamos –en ambos lugares– se pide que el presidente electo cumpla con la palabra de convocar a una asamblea constituyente.
Como se ve, en las tres reuniones de los movimientos radicales lo que se pretende es que Castillo cumpla con su palabra en ese tema. No es baladí cuando indicamos que las promesas de una nueva asamblea constituyente han generado expectativas en los grupos radicales y podrían originar conflictos. Sobre todo en las regiones del sur, donde esos grupos radicales ahora se empiezan a organizar.
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