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La izquierda pone al libre comercio en la mira
Entre los cinco principales candidatos que se disputan las preferencias electorales solo la postulante del Frente Amplio, Verónica Mendoza, ha cuestionado una de las vigas maestras del actual modelo económico: el libre comercio. Mendoza ha señalado que se opondrá Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP en inglés) que el Perú firmó en febrero pasado porque elevará el precio de los medicamentos de origen biológico y biosimilares (copias de productos biológicos).
El argumento de la izquierda no resiste el menor análisis, pero antes vale detenerse qué está en juego con el TPP. Este acuerdo comercial representa la mayor área de libre comercio del planeta e integran doce países -entre los cuales está Estados Unidos- y suma el 40% del PBI mundial y un mercado de 800 millones de consumidores. En otras palabras, este acuerdo ratifica el modelo que nos ha permitido crecer y reducir pobreza como nunca en la historia. Oponerse al TPP es embarcarse en el camino proteccionista de Venezuela y Brasil, gigantes sudamericanos que hoy se hunden la recesión y aumentan pobreza.
Los opositores al TPP señalan que las medicinas biológicas y biosimilares se subirán de precio porque se protege las patentes por 20 años y los datos de prueba (estudios para comprobar la eficacia de los medicamentos) por cinco años. Vale señalar que la protección de las patentes fue incorporada a la legislación nacional desde los noventa. No hay novedad alguna entonces.
Al respecto, el doctor Herberth Cuba señala que cuando el Perú suscribió el TLC con Estados Unidos en el 2009, algunas voces anunciaron, como ahora, que las medicinas subirían de precio, no obstante ello no ha ocurrido. Según informes del ministerio de Comercio, señala que la oferta de medicamentos en el país, entre el 2010 y 2014, aumentó en 35% y creció 6.1% por año. Es más, el TPP acrecentará la oferta de medicamentos biosimilares porque países como Australia y Corea del Sur –al igual que Estados Unidos- tienen un sector privado que desarrolla investigaciones millonarias en este rubro. Es decir, existirá más competencia. Algo más a considerar: los medicamentos biológicos o biosimilares representan apenas el 2 % de las importaciones no obstante que suman más del 60% de los gastos en compras.
De otro lado, ¿por qué se protege con patentes a los medicamentos biológicos? La producción de medicamentos de origen biológico requiere inversiones altísimas y el el riesgo de inversión casi siempre lo asume la empresa privada. No los estados. Los avances de la medicina siempre se han logrado por las investigaciones y riesgos del sector privado. Así, las patentes o derechos exclusivos sirven como estímulo que protegen la inversión de las empresas privadas para la producción de nuevos medicamentos.
Por ejemplo, según estudios para investigar una sola molécula el costo de inversión puede llegar hasta los US$1,200 millones en un tiempo de investigación promedio entre 10 a 15 años. Por esta razón, el Perú reconoce las patentes a los medicamentos biológicos por 20 años y 5 años por datos de prueba.
Los críticos dicen que el gobierno engaña a la población con respecto a los años de la patente. Si bien la protección de la patente es de 20 años y la de los datos de prueba 5, no se suma 25 años como señalan los críticos. Todo lo contrario. El doctor Cuba precisa que mientras se investiga el medicamento biológico se realizan pruebas en personas o animales que por lo general duran entre 10 a 16 años. Al término de los derechos exclusivos de 20 años por la patente los medicamentos de origen biológicos pueden ser producidos como genéricos.
El Perú reconoce la protección de las patentes y de los datos de prueba porque está inserto en las grandes tendencias del comercio mundial mediante 17 TLCs con diversas regiones del planeta. Una decisión que hoy nos permite seguir creciendo y reduciendo pobreza cuando Venezuela y Brasil se hunden en la recesión por haberse negado al libre comercio.
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