Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Durante su reciente mensaje a la Nación, el presidente Castillo anunció la entrega de un bono de S/ 350 para 14 millones de personas y la generación de 40,000 puestos de trabajo. En el acto, los sectores responsables de la economía recordaron que estos programas sumarán un gasto de aproximadamente S/ 5,000 millones, una cantidad exorbitante considerando el déficit acumulado y el incremento de la deuda pública.
Castillo igualmente anunció que el Gas Licuado de Petróleo (GLP) pasará al Fondo de Estabilización. ¿Cuánto cuesta el subsidio temporal? El primer mes costará S/160 millones. Si los precios del gas en el mercado internacional no bajan, el Estado no recuperará el subsidio temporal del GLP y se acumulará al gasto público general.
Ni el presidente Castillo ni ninguno de los ministros del Gabinete Bellido, hasta hoy, han desarrollado una declaración explícita señalando la importancia de la inversión privada en el crecimiento y en el proceso de reducción de pobreza en el país. Semejante silencio comienza a ser extremadamente grave.
En otras palabras, el Ejecutivo está dispuesto a reventar la caja fiscal sin garantizar nuevos recursos para el mediano y largo plazo. Nadie puede negar el derecho de una administración de desarrollar determinados programas sociales; sin embargo, lo que parece inaceptable es que el Ejecutivo no entienda que gastar –al margen de lo polémico de la medida– sin promover nuevas inversiones en el país liquidará el crecimiento y el proceso de reducción de pobreza.
Si el Ejecutivo cuenta con recursos –a pesar del devastador manejo de la economía de la administración Vizcarra durante la pandemia–, es porque el sector privado aporta el 80% de los ingresos fiscales al país. Y cuando hablamos de sector privado nos referimos a menos del 40% de la economía formalizada, mientras el resto mantiene diversos tipos de informalidad. Es decir, un reducido sector que tributa es el que carga con todas las responsabilidades del Estado y del país.
Por estas consideraciones, no solo se trata de reactivar la economía, sino de ser responsables con el futuro. Vale recordar que en las últimas tres décadas –de vigencia de la Constitución y del actual modelo económico– el PBI se triplicó y la pobreza se redujo del 60% de la población a solo 20% (antes de la pandemia). ¿Por qué fue posible este crecimiento que convirtió al Perú en un milagro económico entre los países emergentes?
Durante los años de crecimiento y de constante proceso de reducción de pobreza, cada año en el Perú se invertía una suma que superaba el 25% del PBI, una tasa que dejaba anonadado al mundo entero. De ese volumen de inversión, el 80% correspondía a la inversión privada proveniente de las grandes, medianas y pequeñas empresas de los mercados populares. ¿Cómo entonces el Ejecutivo puede ignorar a la única gallina de los huevos de oro del Perú?
De otro lado, diversos estudios de organismos internacionales señalan que el 75% del total de reducción de pobreza fue aporte privado, mientras que el 25% restante correspondía al gasto estatal y a la cooperación internacional a través de las oenegés.
Si el sector privado es el motor fundamental de reducción de pobreza, a través de la generación de empleo, ¿por qué el presidente Castillo solo pretende gastar y gastar para “enfrentar la pobreza y crear empleo”? La única respuesta posible es que en el Ejecutivo la influencia de las corrientes comunistas ortodoxas impide ver la realidad, imposibilita observar que la gallina de los huevos de oro morirá si es que no hay nuevas inversiones.
Quizá el éxito o el fracaso del gobierno de Castillo se mire por el número de nuevas inversiones que se concreten de aquí hasta diciembre, en momentos que los precios de los minerales y de los commodities en general alcanzan niveles que causarían la envidia de todos los gobiernos anteriores.
COMENTARIOS