Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Buenos anuncios con la misma lógica política y económica
El presidente Kuczynski perdió una gran oportunidad, en el mensaje de Fiestas Patrias, para señalar que la falta de un mayor entendimiento entre Ejecutivo y Legislativo ha sido una de las causas principales del balance pesimista que se hace del primer año de su gestión. Tres ministros relevados por fuerza mayor (uno censurado y dos renunciantes) y otro interpelado con trámite pendiente señalan, por lo menos, que hubo picos y colisiones entre los poderes del Estado que merecían una mención explícita de parte del jefe de Estado. Señalar, por ejemplo, que —como primer magistrado de la Nación— se comprometía a superar estos amargos momentos para la República e iniciar una etapa diferente habría sido el giro político que necesitaba la administración PPK.
Si bien es cierto que se puede argüir que el mensaje de Fiestas Patrias no era el momento adecuado para este tipo de balances y reconocimientos, y que los anuncios sobre diálogos se desarrollan en otros escenarios y canales, una audacia política como la señalada habría representado ante el país, la economía, los agentes económicos, y las propias bancadas del Legislativo, el giro dramático que necesita esta gestión para insuflar optimismo a la mayoría de peruanos.
En cuanto a la economía, el presidente Kuczynski solicitó disculpas por haber subestimado el esfuerzo titánico que representaba mantener el crecimiento frente al caso Lava Jato y el fenómeno de El Niño costero. Si bien el gesto vale y debe ser reconocido, el no haber señalado que el frenazo aplicado por el Ejecutivo en el 2016 tiene mucho que ver con el desplome de la inversión pública, tan urgente y necesaria cuando la inversión privada (que representa el 80% del total invertido en el país) acumula tres año y un semestre de caída, es una grave omisión que merece subrayarse.
Sin embargo es evidente que en el Ejecutivo hay absoluta consciencia acerca de que si el Perú crece menos de 3% del PBI no podrá absorber los 300,000 puestos de trabajo que necesitamos crear cada año. De allí que el presidente Kuczynski haya anunciado la voluntad de seguir con el destrabe de los proyectos de inversión en infraestructura, tal como ha sucedido con la ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez, la Línea 2 del Metro y la persistencia –bajo otras modalidades- de proyectos como Chinchero y el Gasoducto del Sur.
Igualmente el anuncio de que se concretarán proyectos mineros como Quellaveco, Michiquillay, Mina Justa y Corani, que suman una inversión de US$ 10,000 millones, apunta en el mismo sentido: volver a crecer a tasas altas de crecimiento y seguir reduciendo pobreza como antes.
El anuncio presidencial sobre que el Perú en el 2018 volverá a crecer por encima de 4% y que hacia el 2021 reduciremos la pobreza a 15% de la población nos revela que la administración pepekausa no se ha alejado de los buenos diagnósticos y las mejores recetas para el desarrollo. Finalmente es un gobierno de buenos tecnócratas.
Sin embargo, llamó poderosamente la atención que el gobierno de los tecnócratas renunciara a seguir impulsando una reforma laboral que flexibilice el mercado de trabajo y promueva la formalidad en el empleo. Más allá de una tímida referencia al proyecto del empleo juvenil, no hubo más consideraciones sobre el tema. Si en el segundo año de administración no se coge el rábano por las hojas, entonces la administración PPK parece resignada a no hacer nada significativo en cuanto a la informalidad laboral.
Todo esto nos lleva a señalar que el Ejecutivo parece haber renunciado a seguir impulsando las reformas de segunda generación que necesita el Perú para volver a encender los motores de la economía.
Si bien se presentó un proyecto de ley para reformar la composición y los integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura —iniciativa clave para reformar el sistema de justicia—, si bien hay un impulso fundamental en la simplificación de la administración del Estado, si bien también se presentó un proyecto de ley para expropiar y habilitar terrenos con el objeto de acelerar las inversiones en infraestructura, la idea de un gobierno reformista que desarrolla un nuevo momento para la República comienza a diluirse en medio de los yerros políticos.
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