Editorial Política

El gesto de Chota, el Perú rural, el Perú de los sectores D y E

Keiko toma la plaza inclinada al adversario y sorprende a todos

El gesto de Chota, el Perú rural, el Perú de los sectores D y E
  • 01 de mayo del 2021

El gesto de Keiko Fujimori de aceptar debatir en la plaza de Chota, el terruño y principal bastión del candidato Pedro Castillo (de Perú Libre) ya forma parte de los grandes gestos de la política republicana. Keiko demostró serenidad, temple y valentía al aceptar entrar a las fauces del lobo; y de una u otra manera, desde el momento en que la candidata del fujimorismo ingresó a la plaza de armas de Chota, el candidato Castillo se fue empequeñeciendo. El mito del profesor, del maestro, se fue difuminando hasta que comenzó a aparecer el sindicalista magisterial cuya naturaleza política solo pasa por la protesta.

El gesto de Keiko tiene un enorme valor: mujer en plaza adversa, sin aparato propio y en una ciudad tomada por activistas radicales. Y sobre todo “la candidata de los ricos”, “la candidata de las transnacionales”, aceptando debatir en un pueblo alejado de las serranías peruanas, arrodillándose ante el mundo rural. No cabe la menor duda de que la leyenda del gesto pervivirá en la historia republicana, y surgirán relatos y canciones de diverso tipo, sobre todo considerando la historia de las campañas y los debates electorales del Perú, que empezaron con los sombreros de copa alta y llegaron hasta el traje y la corbata precisa o el vestido clasemediero. 

Castillo quiso imponer la imagen del sombrero del rondero cajamarquino, el campesino de ojotas que hunde la azada, pero Keiko ingresó a la plaza con la bandera peruana y un chal que le regalaron en la zona. En cualquier caso, el gesto, la política y lo popular se vistieron de mujer.

Los gestos en política a veces representan todo. De allí que el mensaje de Keiko, cargado de un cierto tufillo populista –pero evidentemente con objetivos políticos y estratégicos claros– de alguna manera seguirá viajando. Mientras el candidato del lápiz continuó con las generalidades sobre el pueblo oprimido, las transnacionales, la asamblea constituyente y el absurdo demagógico de proponer el 20% para educación y salud (es decir, casi todo el presupuesto actual), Keiko llevó un programa para los sectores D y E y el mundo rural excluido de la globalización y la modernidad capitalista.

Sin lugar a dudas, el mensaje electoral de Keiko recién se afinó en Chota. Mientras la reacción anticomunista de las clases medias, una reacción natural y espontánea, comienza a avanzar claramente en los sectores A, B y C de Lima y del norte del Perú, el comando fujimorista ha lanzado una verdadera hemorragia de propuestas para el sector D y E y el mundo rural. La propuesta de duplicar el monto de la pensión 65, de reactivar programas como Pronamach y Foncodes –que conectaban el Perú excluido con la inversión estatal en los noventa– para desarrollar miles de obras de irrigación y diversas inversiones pequeñas en infraestructuras, forman parte de ese esfuerzo. Igualmente, la universalización de las tablets y teléfonos inteligentes para alumnos y profesores, y la construcción de 3,000 colegios en el Perú profundo recuerdan a las mejores guerras de movimientos en busca de recuperar a los sectores D, E y las sociedades rurales.

La idea de que el 40% del canon se distribuya directamente a las comunidades también representa un duro golpe a la actual regionalización, uno de los despropósitos institucionales que explican el actual Estado fallido que ha construido el progresismo colectivista. Sin embargo, no solo hubo propuestas de la candidata, sino también una crítica feroz a los responsables del fracaso del Estado en la pandemia; es decir, el gobierno central y los gobernadores regionales, la mayoría de ellos socios del señor Castillo.

Hay muy poco que recoger de la presentación de las intervenciones de Pedro Castillo, excepto la vaguedad de sus planteamientos y su clara vocación anti republicana, a través de la insistencia en la constituyente, el enfrentamiento de clases y la tirria contra las inversiones en minería y recursos naturales.

Si el debate se hubiese desarrollado en Lima habría enorme espacio para hablar de un empate; es decir, de la posibilidad de que Pedro Castillo hubiese desarrollado un interesante control de daños. Sin embargo, el gesto de Keiko en Chota, el mensaje para los sectores D, E y el mundo rural, y el correcto y equilibrado formato del debate de los periodistas cajamarquinos, permiten concluir que Keiko ha pasado a la ofensiva general.

  • 01 de mayo del 2021

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