Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Si el presidente del Consejo de Ministros (PCM), Guido Bellido, permanece en el cargo luego de lanzar la amenaza de la nacionalización del gas –por encima de la Constitución, las leyes nacionales y los tratados internacionales– es porque “el gambito nacionalizador” forma parte del libreto del actual gobierno. El hecho de que el presidente Castillo lance un tuit replicando el pronunciamiento de Bellido solo agrava el problema hasta niveles no imaginados.
En efecto, el jefe de Estado replicó a Bellido en los siguientes términos: “En este Gobierno del pueblo, estamos comprometidos con llevar gas barato a todos los peruanos. Cualquier renegociación se dará con respeto irrestricto al Estado de derecho y velando por los intereses nacionales. El Estado y el sector privado trabajando juntos por un Perú mejor”.
¿De cuándo acá el Perú ha decidido renegociar los contratos que respetó escrupulosamente para convertirse en un milagro de crecimiento y de reducción de pobreza en las últimas tres décadas? De otro lado, ¿qué sucede si la empresa concesionaria del gas no acepta renegociar los contratos? ¿Qué tipos de tuits lanzarán Bellido y Castillo para seguir demonizando a las empresas por el incremento de precios, directa responsabilidad del anuncio de la asamblea constituyente?
El hecho de que Bellido se mantenga en el cargo luego de un anuncio de nacionalización y expropiación del gas solo revela que los estrategas bolivarianos han decidido jugar con la clásica figura del policía bueno y el policía malo. Bellido es el malo y Castillo es el bueno. Sin embargo, el resultado es el mismo. Hablar de renegociar un contrato luego de amenazar con una expropiación es el clásico juego bolivariano que se escenificó en Venezuela para ganar el aplauso fácil de la gente.
Cuando un gobierno pretende renegociar un contrato respetando la Constitución, las leyes y los tratados internacionales, suele hacerlo de manera silenciosa y discreta. El motivo: la amenaza y la bravuconada solo destruyen la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros. El efecto de la amenaza de Bellido y la réplica de Castillo echará por la borda todas las convocatorias a la inversión privada en Estados Unidos y, de otro lado, confirmará que el Perú crecerá cero en el 2022. Es decir, aumentará pobreza. Como primera noticia de la pedrada de Bellido, el dólar volvió a trepar a los cielos.
A nuestro entender, pues, estamos ante el libreto de un gobierno que ha llegado al Ejecutivo para utilizar el Estado a favor de un proyecto revolucionario. En ese camino no interesa la gobernabilidad, sino únicamente la popularidad. Ese es el camino de las expropiaciones que solo causan pobreza y miseria.
Ante esa situación solo resta la más amplia unidad de la oposición, dentro y fuera del Congreso, para enfrentar el ensayo comunista que se comienza a escenificar, en el que se pretende que los peruanos dividan sus opiniones entre “comunistas de izquierda y comunistas de derecha y razonables”.
Una oposición unida y organizada debe frenar en seco el ensayo comunista echando mano de todas las armas y las herramientas que le otorga la Constitución y las leyes. Ese camino pasa por entender la naturaleza de la amenaza que enfrenta el sistema republicano y la urgencia de que todas las fuerzas democráticas del Congreso formen un solo puño para detener la ofensiva comunista.
Ahora solo se tratan de bravuconadas y de “réplicas razonables” del jefe de Estado. Mañana, cuando haya popularidad por el gasto indiscriminado de los recursos del Estado, se tratará de intervenciones directas en los campos de gas con el objeto de conseguir popularidad. Y todo será popularidad y popularidad hasta que el aumento de la pobreza y la tragedia nacional nos devuelvan a la realidad.
¡Es hora de reaccionar!
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