Editorial Política

¡El devastador gambito de la estatización!

¿Siguen farmacias, colegios privados y bancos?

¡El devastador gambito de la estatización!
  • 25 de junio del 2020

Cuando los economistas discuten acerca de si la economía se desplomará entre 12.5% y 20%, cuando algunos ya empiezan a hablar de una posible depresión (que multiplica varias veces la destrucción de las recesiones), cuando se perderán más de tres millones de empleos y un tercio de la población caerá bajo la pobreza, el presidente Vizcarra amenazó con estatizar las clínicas privadas si en 48 horas no llegaban a un acuerdo con el Estado en las tarifas de atención a los pacientes de Covid-19.

Horas después hubo humo blanco porque el Ministerio de Salud (Minsa) ya tenía acuerdos avanzados. Pero lo grave es que se debió esperar el día cien del confinamiento, que los hospitales reventaran por falta de equipos de protección especial, camas, unidades UCI, para que el Minsa aprobará una política de intercambio prestacional entre los pacientes del Seguro Integral de Salud (SIS) y de Essalud con las clínicas privadas. Cien días y más de 8,000 muertos. La frivolidad de los burócratas del Minsa no tiene límites.

Todo fue un gambito para ver si se levantaba popularidad. Si bien todo fue un amague, el daño a la reactivación, a la lucha contra la recesión, a la recuperación del empleo y a la lucha contra la pobreza que se viene, será devastador. A partir de ahora el comunismo, el populismo y el colectivismo redoblarán sus campañas para regular precios y mercados –en farmacias, escuelas privadas y bancos–, argumentando el empobrecimiento de la clase media. De esta manera cabalgarán sobre la tragedia creada por el Ejecutivo buscando organizar una tragedia que durará décadas y obligará a migraciones masivas a los peruanos: el estatismo chavista.

Pero lo más grave de todo es que para el gambito de la estatización no había un solo argumento válido. El Estado no había establecido una política de intercambio prestacional con las clínicas privadas, como ha sucedido en Irlanda, Reino Unido y Chile. Es más, había derogado de facto las tarifas de referencia con el sector privado, que incluían costos sociales y pérdidas. No solo eso. Se había cambiado intempestivamente al jefe del SIS y se había abandonado el diálogo con las clínicas privadas.

El Estado –a través del Minsa, Essalud y la Sanidad policial y militar– atiende al 95% de los pacientes del país. El sector privado apenas al 5%. Es decir, las clínicas atienden a los sectores acomodados de la sociedad. Si el Estado no estableció la política de intercambio prestacional era evidente que podían presentarse excesos en momentos en que la oferta y demanda de servicios en los sectores altos se dispara al infinito. Y allí entró la campaña de desinformación, buscando avivar al reflejo estatista.

De otro lado, se anunció la posible estatización sin considerar que, de acuerdo a nuestra Carta Política, la expropiación solo procede por utilidad pública, a través de una ley sancionada en el Congreso y un justiprecio establecido en el Poder Judicial. ¿Cómo se iba a expropiar? ¿Cuándo iba a terminar el proceso? ¿En el 2022 o en el 2023 cuando la pandemia mundial terminase y todos estuviesen vacunados? 

Todo es un sinsentido, pero el daño a la reactivación es de largo plazo. Más aún cuando el propio Ejecutivo observó una ley que pretendía establecer el control del Estado en las UCI de las clínicas, invocando los mismos argumentos que empleamos en este editorial, en clara defensa del orden constitucional y el derecho sagrado a la propiedad privada. O, ¿acaso se pretendía entrar a la fuerza, como suele suceder en los países chavistas?

Es más que evidente que el presidente Vizcarra necesita airear su Gabinete y buscar gente responsable que lo ayude a gobernar. Nunca nos cansaremos de repetir que desear más fracasos al Gobierno es desear que aumente el sufrimiento del pueblo peruano en tiempos de pandemia y recesión. Sin embargo, el Ejecutivo no podrá enrumbar por un camino prudente si no se despide a los comunistas que han fracasado en contener el Covid y han profundizado la recesión hasta crear una pesadilla, en un país que antes era considerado un milagro económico.

  • 25 de junio del 2020

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