Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
En este portal no nos cansaremos de señalar que la posibilidad de la continuidad del sistema republicano y del sistema de libertades en el Perú depende de la continuidad del modelo económico. ¿Por qué? Porque el crecimiento del PBI y la reducción de pobreza han permitido el surgimiento de una extendida clase media que –si bien hoy está debilitada por la pandemia y la incertidumbre creada por la actual administración– es el principal sector que ha resistido el proyecto comunista colectivista.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de resistencia? A lo siguiente: el Ejecutivo plantea la propuesta de la asamblea constituyente, pero no puede implementarla. Igualmente propone la nacionalización del gas y los recursos naturales, pero tampoco se concretan. Promueve una segunda reforma agraria, pero todo se queda en el discurso porque no hay expropiaciones. Asimismo, el Ejecutivo plantea una reforma tributaria para subir los impuestos a empresas y ciudadanos, pero el Congreso se opone recogiendo la opinión de las mayorías.
En otras palabras, el Ejecutivo, hoy influenciado por corrientes comunistas y colectivistas, ha buscado por todos los medios cambiar el modelo económico, pero no lo ha logrado hasta ahora, al margen de que los anuncios económicos en contra de la Constitución desplomen el crecimiento de la inversión privada en el presente año.
Los protagonistas de la defensa del modelo y de las libertades en general han sido las clases medias que, de una u otra manera, han dejado sentir su voz en la opinión pública. Luego de la proclamación del triunfo de Pedro Castillo, las clases medias salieron a las calles a protestar frente a las denuncias de irregularidades electorales. Sin embargo, la protesta luego se transformó en resistencia para evitar que se cambie el modelo, se viole la Constitución y se quiebren las instituciones. Ese proceso sería inexplicable sin el protagonismo de las clases medias.
Luego del rebote económico del 2021 las proyecciones indican que los peruanos en situación de pobreza son el 25% de la población. Las cifras indican entonces que en el país existe un 75% de la población que no está en pobreza monetaria. Ese universo se divide entre las clases medias consolidadas y los sectores vulnerables, que pueden caer en pobreza. Sin embargo, a pesar de todo, el Perú sigue siendo una sociedad de mayoría no pobre, con clases medias extendidas y pujantes.
Una de las características de las clases medias emergentes del país es que estos sectores han surgido de abajo y en lucha frontal contra un Estado que, pese a los mandatos constitucionales, ahoga la iniciativa de la sociedad y el sector privado. Las centenas de mercados populares que se extienden por todo el territorio, resisten, crecen y se desarrollan enfrentando los procedimientos y sobrerregulaciones creados por la burocracia para justificar el crecimiento de la planilla estatal.
Cuando los emergentes de los mercados de Juliaca y Puno, por ejemplo, votan por los sectores radicales, en realidad están votando por las propuestas más radicales en contra de este Estado que asfixia a los sectores populares con sus sobrerregulaciones. En el Perú entonces el mundo popular es abiertamente antiestatal.
De allí que las propuestas de estatizaciones, de controles de precios e, incluso, de regalos y bonos sean recibidas con rechazo y desconfianza. En este contexto, el protagonismo de las clases medias para detener el proyecto colectivista de la administración Castillo ha sido fundamental y decisorio. De allí igualmente la obsesión gubernamental en desmontar el modelo económico y en destruir a las clases medias emergentes.
La defensa del modelo económico, entonces, es una responsabilidad de primer orden de la oposición.
COMENTARIOS