Editorial Política

De la muerte de Guzmán, a la derrota ideológica y cultural de Sendero

Muere el líder terrorista que desató una orgía de sangre en contra del Perú

De la muerte de Guzmán, a la derrota ideológica y cultural de Sendero
  • 12 de septiembre del 2021

Un día antes de que los peruanos celebraran el 29 aniversario de la impecable captura del líder del Partido Comunista del Perú –una de las organizaciones terroristas más letales de la historia de la humanidad–, Abimael Guzmán, el jefe senderista falleció en la Base Naval del Callao.

El deceso de Guzmán, en el acto, evocó a todos los peruanos la orgía de sangre y terror que desató Sendero Luminoso en contra de todos los peruanos: desde altos funcionarios del Estado, militares, militantes de partidos de derecha e izquierda, hasta humildes campesinos de las comunidades más altas de la sierra. La ofensiva de muerte y destrucción que desarrolló Guzmán no distinguía clases sociales ni zonas geográficas. El terrorismo comunista asesinaba en los barrios mesocráticos de Lima –empobrecidos en los años ochenta–, en las puertas de Palacio de Gobierno y en las comunidades colgadas en la puna. Igualmente, los coches bombas que Sendero reventaba a discreción tampoco discriminaban entre militares y civiles, ni entre hombres, mujeres y niños.

El Partido Comunista del Perú, Sendero Luminoso, pretendió convertir al terror en una herramienta del control político sobre las poblaciones, particularmente en el área rural. Desarrollando la llamada guerra popular del campo a la ciudad, el senderismo asesinó a más de 35,000 peruanos y llegó a controlar una tercera parte del área rural del país. En cada pueblo, en cada localidad, las llamadas columnas del Ejército Guerrillero Popular, reunían a los pobladores, luego desarrollaban “un juicio popular” y procedían a asesinar a alcaldes, jueces de paz y tenientes gobernadores; es decir, a las autoridades más humildes del Estado.

Con la vesania y el terror amedrentaban a los pobladores y nombraban jefes políticos y militares en el campo, mientras agitaban la consigna aterradora de que “el partido tenía mil ojos y mil oídos”. En los territorios que controlaron crearon verdaderos campos de concentración que emulaban a los de los nazis y al gulag estalinista.

Sin embargo, los campesinos en alianza con nuestras fuerzas armadas, crearon los comités de autodefensa y comenzaron a enfrentar al control senderista. En una de las movilizaciones campesinas más impresionantes de la historia republicana, los comités de autodefensa derrotaron militarmente a Sendero en las áreas rurales y lo obligaron a replegarse a la ciudad. En ese escenario, la Policía Nacional del Perú y el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) lograron capturar a Guzmán sin disparar un solo tiro. Guzmán fue juzgado y murió en la cárcel, respondiendo por sus crímenes en contra de los peruanos.

¿Por qué desarrollamos esta cronología de terror y sangre de los años ochenta? Porque el terrorismo de Sendero se pretende justificar en función de una ideología: el marxismo leninismo maoísmo Pensamiento Gonzalo. Semejante ideología pretende señalar que la violencia terrorista de los ochenta se justifica por la violencia estructural del Estado. En otras palabras, por la pobreza que había causado el velasquismo, el estatismo, el estado empresario y la hiperinflación, en más del 70% de los peruanos. 

Durante los mismos años ochenta, Bolivia y Haití eran países más pobres que el Perú. No obstante, nunca padecieron los infiernos de terror, violencia y muerte que desencadenó Sendero en el Perú. La única explicación del asesinato de miles de peruanos, entonces, está en la ideología maoísta que fomentó el senderismo en las universidades y escuelas públicas durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta. Finalmente, el terror senderista fue definido por diversos estudiosos como una guerra de maestros y estudiantes.

Desde el punto de vista de la defensa de los valores republicanos y la libertad, entonces, la muerte de Guzmán debe significar el inicio de una larga guerra de ideas para derrotar ideológica y culturalmente a Sendero Luminoso. Una guerra de ideas que debe intensificarse, sobre todo ahora que algunos sectores pretenden refundar el Perú sobre la base de la entelequia de “los pueblos originarios” y una revisión de la historia sobre el Incanato y el Virreinato, que intenta negar el mestizaje del mundo andino con la herencia hispana en la construcción del Perú.

  • 12 de septiembre del 2021

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