Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Miembros de una columna terrorista de Sendero Luminoso, dirigida por Víctor Quispe Palomino (“camarada José”), asesinaron la noche del 23 de mayo a 14 personas que luego fueron calcinadas, con el objeto de aumentar la sensación de terror. Entre las víctimas estaban dos niños. La orgía de sangre senderista se desarrolló cerca al centro poblado de San Miguel del Ene
De esta manera, el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), volvió a ser escenario del terror senderista-maoísta, que busca crear una zona liberada para facilitar la siembra de la hoja de la coca y la conversión del señalado valle en un área donde la industria del narcotráfico se desarrolle al margen del Estado. El terror senderista no solo busca eliminar a adversarios, sino también crear terror generalizado para someter a las poblaciones y anular la injerencia del Estado, de la Constitución y la ley en la zona.
El acto criminal senderista debe convocar el repudio de todos los peruanos, al margen de cualquier criterio político y electoral. El Perú debe ponerse de pie frente a esta especie de notificación del terror que, de alguna manera, pretende señalarnos que la orgía de sangre y terror de los ochenta puede regresar enfrente de nuestras narices.
Por todas estas consideraciones nos parece absolutamente inadmisible, desde cualquier punto de vista, que, algunos sectores, pretendan señalar que las condenas frontales de este acto de terror y muerte se hacen para utilizar “la muerte con fines electorales, con fines políticos”.
Tampoco se puede aceptar aproximaciones desquiciadas que formulan supuestas preguntas capciosas como ¿a quién favorece la masacre de 14 peruanos? ¿Qué nos está sucediendo? Estas interrogantes parecen formuladas por estrategas de sicosociales que solo buscan favorecer a las columnas del terror en el VRAEM. Inaceptable.
Las muertes y las masacres en las zonas liberadas forman parte las estrategias clásicas del senderismo, que en los años ochenta llegó a controlar una tercera parte del país en las áreas rurales. La masacre, el exterminio o el genocidio eran las herramientas para asegurar el control de las poblaciones sometidas en base al terror.
De otro lado, si este tema tan doloroso pasa a formar parte de la campaña electoral es porque es un asunto de primer orden en la política nacional. ¿Cómo se pretende gobernar un país sin condenar semejante masacre? ¿Cómo se puede gobernar un país si es que no se propone un plan para detener el terror? Imposible. Todos, desde los candidatos hasta el último peruano, deben condenar esta masacre.
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