Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Congresista del Frente Amplio niega heroísmo de soldados
Es inevitable que este portal respalde sin duda alguna al ministro de Defensa, Jorge Nieto, quien ha afirmado que los comandos Chavín de Huántar sí son héroes de la Patria, en abierta contradicción con las aseveraciones de Justiniano Aspaza, congresista del Frente Amplio, quien había sostenido que los mencionados comandos no son héroes, que solo cumplieron su misión y que, además, en el Perú todavía existen presos políticos.
Es impresionante que en el país todavía haya sectores que se niegan a celebrar un enorme activo nacional, como el famoso rescate de los rehenes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) en la residencia del embajador japonés. El 22 de abril de 1997 los comandos Chavín de Huántar rescataron a 72 rehenes en una operación tan impecable que el mundo se quedó absorto del profesionalismo de los militares peruanos. El asunto es tan incuestionable que en todas las escuelas de comandos del planeta la Operación Chavín de Huántar es estudiada junto a la Operación de Entebbe, que desarrollaron los comandos israelíes en Uganda. ¿Cómo un país con una autoestima tan golpeada —en medio de los casos de corrupción de sectores de la clase política— se puede negar a reconocer que tiene verdaderos héroes?
Sectores de la izquierda peruana siempre han pretendido judicializar sin éxito a los comandos Chavín de Huántar por las catorce bajas causadas a los terroristas del MRTA, encabezados por Néstor Cerpa Cartolini. Semejante aproximación ideológica de este sector político del país forma parte de los relatos organizados desde la Comisión de la Verdad, que siempre han intentado subrayar los casos de violaciones de DD. HH. —que sí existieron— y minimizar la gesta de los héroes campesinos, que terminó arrinconando al ejército senderista en el campo, y la entrega y heroicidad de nuestros soldados que pusieron el pecho para salvar a la sociedad cuando todos los civiles simplemente se replegaban.
A entender de este portal, este es un debate sobre el cual debemos volver una y otra vez para denunciar la mezquindad ideológica de la izquierda, que pretende demonizar la única guerra que hemos ganado todos los peruanos. Así como los sociólogos señalan que la idea de peruanidad, de nación, que empieza a surgir en nuestra sociedad no se puede entender sin las migraciones de las últimas décadas, igualmente habría que señalar que no se puede hablar de una nueva imagen del Perú sin la resistencia y triunfo contra el senderismo que desarrollaron los ricos, los pobres, los excluidos, los ciudadanos de las comunidades más altas de nuestras cordilleras y los contribuyentes de los barrios mesocráticos y más encumbrados de nuestra capital.
Pero no solo es hora de debatir, sino también de denunciar los estrechos intereses de estos sectores que pretenden organizar relatos sobre la estrategia contrasubversiva con el objeto de conseguir financiamiento internacional para sus proyectos y ONG. ¿Se imaginan en Estados Unidos y el Reino Unido a alguien que ataca a héroes militares que pusieron en peligros sus vidas en defensa de los civiles? ¡Imposible!
En el Perú parece haber una constante que a los sectores de la izquierda les parece normal: ante el fracaso de la civilidad solo resta echar mano de las Fuerzas Armadas. Pero después algunos sectores se encargan de armar relatos para relativizar el papel de los militares.
En los ochenta, los partidos políticos y las élites fracasaron en detener la ofensiva terrorista. Cuando el Perú parecía que iba a ser desmembrado territorialmente, los militares lograron detener la arremetida maoísta. Ante los recientes huaicos y lluvias que azotaron el norte del Perú quedó en evidencia el fracaso de la civilidad y las élites en la prevención y la organización del espacio urbano. Ante el fracaso civil, una vez más las Fuerzas Armadas se convirtieron en el eje central de la respuesta del Estado a la emergencia. Por todas estas consideraciones, ¡vivan los héroes comandos Chavín de Huántar! El Perú les sigue debiendo demasiado.
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