La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Es absolutamente difícil entender la decisión del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA, del Ministerio del Ambiente), acerca de cerrar las operaciones de la refinería La Pampilla (Relapasa), al margen de una visión anticapitalista y estatista.
¿Qué Gobierno se atrevería a cerrar una refinería que abastece el 40% del combustible nacional, para autos y barcos, y el combustible turbo para los aviones? ¿Qué Ejecutivo se atrevería a crear semejante caos nacional, afectando el transporte terrestre, aéreo y marítimo? Únicamente una administración que pretende sembrar el desorden nacional para culpar al sistema capitalista.
Hoy existe una unidad nacional incuestionable para exigir que se investigue, se sancione y se establezcan las multas correspondientes a Repsol y a todos los responsables del mayor desastre ecológico en Lima. Sin embargo, cualquier investigación o procedimiento de remediación debe hacerse con la Constitución en la mano, las leyes civiles y evaluaciones técnicas.
Sin embargo, el Ejecutivo está intentando armar un circo anticapitalista que le va a reventar en la cara. La OEFA ha establecido el cierre de los cuatro terminales de carga y descarga de petróleo que abastecen a La Pampilla, aduciendo que no están actualizados los protocolos de contingencias. Semejante medida se tomó luego de que el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) decretara el cierre del Terminal 2 (donde se produjo el derrame de petróleo) para desmontar la infraestructura, desarrollar pericias y establecer responsabilidades.
El resultado de la medida: en 15 días se puede desabastecer el 40% del combustible del transporte terrestre y marítimo, así como las provisiones del turbo para los aviones. En menos de dos semanas, el Perú podría entrar en un caos general.
El Ejecutivo argumenta que no están actualizados los protocolos de emergencia de Repsol. Sin embargo, no debe confundirse accidente con negligencias, indolencia y frivolidad en la remediación del siniestro. Es incuestionable que Repsol debe ser investigada y sancionada como corresponde, y posiblemente enfrente más de un aprieto con respecto a sus activos en el Perú. Sin embargo, vale recordar que Repsol desarrolla procedimientos de carga y descarga de combustible e insumos desde 1996. El accidente y la negligencia no pueden ocultar esa realidad y menos la irresponsabilidad del actual Ejecutivo, que está creando un caos artificial en todo el sistema de transporte nacional.
¿Cómo entonces comprender la decisión del Ejecutivo de cerrar La Pampilla? Tal como lo dijimos, se pretende armar un circo anticapitalista que nada tiene que ver con las investigaciones y sanciones del siniestro; y que, de otro lado, pretende ocultar la ausencia total del Ejecutivo y del Estado en la remediación de la tragedia ecológica.
La ausencia del Gobierno en la remediación comienza a convertirse en una traición nacional al medio ambiente. Ante un desastre ecológico de esa magnitud, el Estado está en la obligación de exigir a la empresa causante las reparaciones, pero también tiene la responsabilidad de movilizar a todo el aparato estatal, ministerios y fuerzas armadas, y convocar a empresas internacionales con capacidades y tecnologías de remediación ambiental. Sobre esa base, el Estado debe convocar a la sociedad entera y al sector privado.
El Gobierno de Castillo y el ex Gabinete Vásquez no han hecho nada al respecto por estar sumergidos en la guerra por el poder, por la cuota estatal, entre comunistas y progresistas. Frivolidad e indolencia ante la tragedia nacional.
Por otro lado, no se debe desdeñar que detrás de este circo anticapitalista que se pretende armar con el cierre de Repsol exista una velada estrategia para nacionalizar la Refinería La Pampilla o entregar la concesión a una empresa no occidental.
Lo cierto es que con el cierre de La Pampilla se creará un caos nacional en el transporte. Y además Petroperú aumentará sus cuotas de importación de crudo, con todos los problemas conocidos, habidos y por haber.
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