La comisión de Constitución del Congreso de la R...
La necesidad de relanzar la administración PPK
Señor presidente, el deterioro de su administración gubernamental poco a poco está configurando una crisis de gobernabilidad que puede terminar bloqueando el desarrollo constitucional de la República. Negar semejante verdad, a estas alturas, constituye una grave irresponsabilidad con nuestra democracia que avanza hacia su quinta elección nacional y ha reducido pobreza como nunca en nuestra historia.
Una de las primeras cosas que creemos usted debería considerar es devolverle la coherencia política a su gobierno para liderar la solución de los grandes problemas nacionales. La administración PPK es un mosaico de opiniones y aproximaciones que comienzan a explicar el desorden general en el que parece sumido el Ejecutivo. Y la primera idea a sugerir es la siguiente: no se puede pretender reactivar la economía, relanzar proyectos mineros y de infraestructura, y convivir al mismo tiempo con el aparato de la izquierda que apunta a objetivos contrarios.
La irresponsabilidad de la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, de convocar a la izquierda jurídica explica hoy que funcionarios públicos (los procuradores) que no son autoridades jurisdiccionales —y que solo piden al fiscal desarrollar denuncias— ahora intenten judicializar a la línea de sucesión democrática; es decir, al jefe de Estado y al primer vicepresidente de la República. En el preciso momento en que su gobierno aparece contra las cuerdas, los funcionarios públicos nombrados por su gobierno pretenden estirar el caso Lava Jato y el tema del Aeropuerto de Chinchero para judicializar la línea de sucesión republicana, como si quisieran jugar al adelanto de elecciones.
Señor presidente, su gobierno está librando batallas que deberían ser postergadas o trasladadas al terreno de la sociedad, tal como indica la idea de una sociedad abierta. Algo de eso sucede con la llamada “cuestión de género” que comienza a desatar movilizaciones de masas pocas veces vistas en nuestra historia. ¿Por qué el Estado debe resolver un debate que debería desarrollarse en la sociedad y en todos los foros? ¿No debería el Estado dar un paso atrás en su “vocación alfabetizadora” y seguir promoviendo leyes y normas a favor de las minorías? Al parecer la izquierda le sugiere que usted lleve la confrontación con una inmensa mayoría hasta el final, como si quisiera verlo contra las cuerdas.
Coherencia entonces significa recuperar los objetivos con los cuales usted llegó a la jefatura de Estado. Si se trata de afirmar la democracia y continuar con el crecimiento, señor presidente, poco tiene usted que hacer con la izquierda que copa lugares centrales de su administración. Las cosas comienzan a complicarse de tal manera que, según la encuesta nacional Pulso Perú de Datum, siete de cada diez peruanos perciben que hay un enfriamiento general de la economía;y la mayoría hoy cree que la expansión económica de este año no será superior a la del 2016. Este escenario se presenta en medio de una caída continua de la inversión privada y pública, que echa densas sombras sobre el futuro de la economía.
Recuperar el impulso constructivo en la democracia y el crecimiento demanda un hecho político de envergadura, de un verdadero shock político. Y ese hecho solo puede expresarse si usted vuelve a convocar a la primera fuerza política del país —es decir, al fujimorismo— a un nivel de entendimiento que le permita al país recuperar la gobernabilidad. Una nueva cumbre entre el presidente KucZynski y Keiko Fujimori por sí sola tendría tremendos efectos positivos en la coyuntura política y económica.
Y no vaya a creerse que el fujimorismo apunta a copar cargos públicos o ministerios, como suele afirmar la izquierda; pero es evidente que un nivel de aproximación con el movimiento naranja —pese a mantener su papel opositor— podría generar una fórmula de gabinete conversado que le devolvería coherencia y viabilidad a su administración. Si usted sigue escuchando a los que siempre escucha, el deterioro de su administración se agravará. Es hora de salir del círculo de confianza que fracasa y respirar nuevos aires y convocar a los políticos experimentados.
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