La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Sobre el afán del Minedu de imponer un modelo de universidad
El ministro de Educación, Jaime Saavedra, en una reciente entrevista a La República ha sostenido que “sería una tragedia que los candidatos estén en contra de la ley universitaria”, dejando entrever que la reforma de la universidad que impulsa el Ministerio de Educación es parte de los consensos alrededor de la reforma meritocrática de la escuela pública.
La ley universitaria que crea la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu), antes que encuentros y acuerdos, ha desatado protestas de las universidades públicas más renombradas y las universidades privadas de excelencia. El motivo: la Sunedu viola la autonomía universitaria establecida en la Constitución.
Si el ministro Saavedra habla de tragedia si los candidatos disienten de su reforma, es evidente que él mismo reconoce que la reforma universitaria se ha convertido en un campo de batalla. 0, ¿no? Pero, ¿qué hay detrás de la reforma universitaria del Minedu? A nuestro entender el sector Educación pretende favorecer a un modelo de universidad y excluir a otros. ¿Es tolerable semejante propósito en una sociedad abierta? De ninguna manera.
Desde un principio, la universidad Católica (modelo asociativo) alentó la creación de una superintendencia arguyendo la necesidad de elevar la calidad de los claustros mediante la “regulación”. También propuso eliminar las exoneraciones tributarias que tienen las universidades privadas (al igual que las asociativas) en caso de reinvertir las utilidades en los centros superiores y que explican el surgimiento de universidades privadas de excelencia, con infraestructuras y laboratorios inmejorables, oferta educativa de calidad, pero con pensiones más baratas. Es evidente que algunas universidades se aterran ante la competencia. Finalmente, se aprobó la Superintendencia y se postergó la eliminación de exoneraciones.
La reforma del Minedu para desarrollar la calidad de los claustros pasa por empoderar al burócrata antes que a los consumidores, por eso se creó la Sunedu. Ante la presión de las privadas de excelencia y del sector privado se creó el observatorio Ponte en carrera, que le permitirá a los estudiantes y padres de familia contar con información y estadística sobre qué universidades y carreras tienen mayor demanda en el mercado.
Es decir junto al burócrata empoderado se ha organizado un observatorio que empodera a los consumidores. En otras palabras, los estudiantes y padres de familia se convierten en los principales agentes de la calidad. ¿Puede funcionar adecuadamente esta bipolaridad universitaria?
Creemos que no. Para que los consumidores usen adecuadamente la información y las estadísticas de Ponte en carrera para borrar del mapa a las malas universidades se requiere que la competencia se multiplique ante la escasez de matrículas en la universidad pública. Y eso solo puede suceder si las privadas de excelencia compiten con las asociativas ofreciendo educación de más calidad, pero más barata. Nada eso puede suceder ahora que la Sunedu está controlada por una mayoría de representantes de las asociativas como clara expresión de la soberbia del Minedu en imponer un modelo de universidad.
La izquierda tiene pleno derecho en convertir a la Católica en La Meca de las reflexiones y propuestas intelectuales de ese sector. Semejante apuesta forma parte del juego democrático. Pero a lo que no tiene derecho es a favorecer a un modelo de universidad para excluir a otros. De allí que es un deber ineludible de los candidatos presidenciales proponer la revisión inmediata y total de la reforma universitaria del Minedu, que hasta hoy no sabemos adónde nos llevará.
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