Las bancadas de la centro derecha –entre ellas Fuerza Po...
Ayer, el flamante primer ministro Guido Bellido anunció que una de sus primeras gestiones en el cargo ha sido “levantar” el paro que desde hace diez días algunas comunidades del distrito de Capacmarca han organizado en un sector del denominado Corredor Minero del Sur, y que puso en jaque el desarrollo de varios operaciones mineras, entre ellas Las Bambas.
No obstante, según el propio Premier, podemos decir sin temor a equivocarnos que Bellido ha ido al sur y ha logrado lo que ningún otro representante de un gobierno anterior hizo hasta hoy: poner en peligro desde el vértice del Estado todas las inversiones mineras en la zona, que producen más del 50% del cobre nacional.
Lo que Bellido no ha explicado son los motivos por los que su visita al sur, al área de conflicto, ha significado renunciar al ejercicio de la autoridad que establece la Constitución y las leyes: encargó la seguridad de la zona a una supuestas rondas inexistentes; no obstante que, de acuerdo a la Constitución y las leyes, la policía nacional del Perú (PNP) es la encargada de la seguridad ciudadana. No solo se trata de un insulto a nuestras fuerzas policiales y militares, sino que también ha cedido a las demandas absolutamente antojadizas, antitécnicas e irresponsables de los líderes promotores del paro, en este caso los dirigentes del Frente Ùnico de los Intereses de Chumbivilcas (FUDICH)
¿Cuáles eran estas demandas o plataformas de lucha a las que ha cedido nuestro flamante Premier? Son varias, entre ellas que la vía del corredor minero sea desclasificada como “pública nacional” y vuelva ser vía distrital; asimismo que se declare a Capacmarca (el lugar donde fue el paro) como un área de influencia directa de Las Bambas, y además que no se “criminalice” las protestas “populares”.
Aquí, en un informe anterior sostuvimos que si la vía del Corredor Minero (o corredor vial del sur) se desclasificaba y volvía ser una vía distrital-local, simplemente los paros y protestas contra las operaciones mineras se organizarían con mayor frecuencia (un dato, Las Bambas registra más de 500 días en paro si se suman todos los días). No solo eso, que una autoridad política pueda declarar, sin ningún sustento técnico, social o ambiental que una zona o un área es de influencia directa o indirecta de un proyecto u operación minero no solo es una aberración jurídica sino además un delito. Solo a través de un estudio técnico, donde se colocan los componentes de un proyecto y sus posibles impactos se puede determinar el área de influencia directa o indirecta. Con semejante despropósito, Bellido dejará un precedente, y desde ahora cualquier comunidad cercana o lejana de un proyecto u operación minera se puede levantar exigiendo ser reconocidas como parte de las áreas de influencia, directa o no.
Es increíble que Bellido le haya contado al Perú que “solucionó” un conflicto y que “olvide” las concesiones que realizó. Ahora bien, vale aclarar que hay un plazo de 60 días que han otorgado los dirigentes del FUDICH, según el mismo Bellido, para que todas estas concesiones se materialicen en acciones desde el Ejecutivo. Si en 60 días no se cumplen las promesas de Bellido, volverán a las protestas.
Por eso decimos que Bellido ha ido al sur, ha cabalgado y se ha retratado junto a sus vecinos. Pero además ha puesto en peligro la minería moderna y ha puesto en jaque las operaciones mineras que son el motor de la recuperación económica del Perú.
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