¿Autoritarismo con capitalismo de estado?

Tratando de entender el crecimiento económico sin democracia en Bolivia y Ecuador

A veces la izquierda latinoamericana se parece a los gatos, por las siete vidas. Cuando la recesión, la inflación, el control de cambios y el desabastecimiento general en Venezuela y Argentina hacían pensar a cualquiera que la izquierda se quedaría desamparada, sin referentes, sin un madero ideológico ante el cual aferrarse del naufragio, los resultados económicos de Ecuador y Bolivia le devuelven las esperanzas.

El 2014 se venía aterrador para los países del Mercosur, con dos gigantes como Venezuela y Argentina en recesión, y Brasil acercándose a la caída. Muy, por el contrario, a pesar de la evidente desaceleración, los países de la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Chile y Perú) con democracias y economías de mercado, crecerán alrededor del 3% en el 2014 superando el promedio de la región. Sin embargo, el hecho de que Bolivia y Ecuador se expandan económicamente por más de 5% le ha devuelto la iniciativa ideológica a la izquierda latinoamericana.

En Bolivia y Ecuador, a contracorriente de los discursos anticapitalistas de Morales y Correa y a contracorriente también del discurso anti imperialista contra las inversiones en recursos naturales en la región, se ha mantenido una prudencia fiscal y una macroeconomía acertada y se han promovido las inversiones en recursos naturales.

Dos ejemplos clarísimos: Bolivia cuenta con las reservas de divisas más altas del mundo en proporción a su PBI, mientras que en Ecuador, China se ha convertido en el mayor inversionista- prestamista en proyectos empresariales y en construcción de megaproyectos. Por ejemplo, China ha ofrecido inversiones petroleras por el orden US$ 2,000 millones e inversiones en cobre que suman US$ 3,000 millones.

Es evidente que la realidad ha hecho estallar todos los presupuestos ideológicos de los países del Alba, y Bolivia y Ecuador, conscientes del fracaso de sus primos hermanos mayores, se han lanzado pragmáticamente a promover una especie de capitalismo de Estado, sobre todo, explotando sus recursos naturales: petróleo y gas. Algún avezado observador podría sostener que en ambos países están surgiendo dos little China, dos emulaciones microscópicas del gigante asiático. En todo caso, un nuevo tema para el debate.

Cualquier experiencia de capitalismo de Estado requiere una alta concentración del poder, ya sea en un estado continente como China o en pequeñas áreas como Bolivia y Ecuador. Pero, a diferencia de una economía abierta, también demandan planificación, la venia del poder, la creación de grupos mercantilistas e inevitables cadenas de corrupción. Las inversiones no dependen de leyes que se aplican por igual a todos, sino de la venia de Palacio y eso solo funciona con altos precios de hidrocarburos.

Pero en Bolivia y Ecuador no solo hay planificación sino autoritarismo. La Corte Constitucional del Ecuador acaba de autorizar al Congreso para que debata la reelección presidencial indefinida sin necesidad de que la reforma constitucional pase por un referendo. En Bolivia, Evo Morales acaba de ser elegido para un tercer mandato entre el 2015 -2020.

Las constituciones de ambos países solo permiten dos períodos consecutivos en el poder, sin embargo Morales ya le sacó la vuelta a la suya con el aval del Tribunal Constitucional y Correa acaba de iniciar ese camino con el mismo software usado en Bolivia.

En todo caso, un sector de la izquierda en América Latina puede virar con pragmatismo en cuanto a propuestas económicas, finalmente, la realidad es un profesor implacable, pero aquella siempre permanece fiel a su vocación autoritaria. El viejo lema de la izquierda Salvo el poder, todo es ilusión debería modificarse por Salvo el poder autoritario, todo es ilusión.