La comisión de Constitución del Congreso de la R...
Tres manifestantes muertos y 7 policías heridos de gravedad
Una turba de alrededor 2 mil personas atacó ayer la propiedad de Las Bambas, en Apurímac, dejando un saldo de tres muertos y 15 heridos entre los manifestantes, y 7 policías heridos de gravedad, dos de ellos en situación crítica. En un primer momento la policía usó armas no letales, pero ante el extremismo del ataque se vio obligada a emplear sus armas de reglamento, de acuerdo con la nueva legislación que protege la acción policial en estos casos.
El objetivo de los radicales es más que evidente: paralizar el proyecto minero más grande del Perú, que le agregaría alrededor de 2 puntos al PBI, con el fin de agravar la desaceleración de la economía y propiciar el retorno de la fórmula estatista. El soft ware usado en este ataque a Las Bambas es el mismo empleado en Conga y en Tía María: aprovechar errores del estado y de la empresa para radicalizar al extremo las demandas de la población.
El megaproyecto minero podría estar en peligro si es que el gobierno y la compañía MMG, subsidiaria de la estatal china Minmetals Corp, concesionaria de Las Bambas, no actúan con cautela y rapidez frente a la agitación de los activistas anti inversión y de algunos empresarios locales que pretenden contratar con la minera imponiendo sus “términos”.
Representantes del llamado Frente de Defensa de la Provincia de Cotabambas convocaron a un paro indefinido contra Las Bambas con el argumento de que se habría incumplido el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), porque se cambió a Cotabambas la planta de molibdeno que originalmente iba a emplear la existente en la provincia de Espinar, Cusco.
Como se sabe, la modificación de un EIA demanda la participación de la población de la "zona de influencia directa". En tal sentido, las comunidades cercanas al proyecto, como Fuerobamba o Challhuahuacho, fueron informadas sobre la construcción de la nueva planta de molibdeno por ser ser consideradas como "zona de influencia directa". Es importante señalar que la empresa Xstrata, antes concesionaria de Las Bambas, no tenía planeado construir una nueva planta de molibdeno porque iba a usar la existente en Antapaccay, Espinar.
Ante esta modificación, el llamado Frente de Defensa y un sector de pobladores de Tambobamba, publicaron una “plataforma de lucha” en la que exigen que se someta a una “consulta previa” la construcción de la nueva planta. Sin embargo, la legislación es clara: solo las poblaciones de las zonas de influencia directa al proyecto deben ser informadas y consultadas ante un cambio o modificación del EIA. Si se cumplió con el procedimiento, ¿cuáles son los motivos reales para que activistas ajenos a la zona de influencia directa intenten paralizar Las Bambas?
Algo más. Todo parece indicar que detrás de este “paro indefinido” también está la reacción de algunos empresarios locales que se sienten postergados en los contratos que desarrolla la minera. Considerando estándares de calidad estrictos, la compañía dispuso la contratación de una sola empresa de transportes que le suministrará alrededor de 400 vehículos (camionetas y camiones), lo cual generó irritación en los transportistas locales que proveían servicios en Las Bambas cuando estaba Xtrata. La medida habría originado que esos empresarios locales financien el paro y se alíen con los dirigentes antimineros. Así se explicaría la capacidad para movilizar y atender a más de 2 mil personas que participan actualmente en las movilizaciones. Un ejemplo: el costo diario para mantener, alimentar y trasladar a tal cantidad de personas llega a S/. 10,000 mil.
Es evidente que existe un conflicto entre dos dinámicas del capitalismo. El primero es el de la gran inversión, moderna, con tecnología intensiva. El segundo es un capitalismo aldeano, que necesita de “favores” de la minera para seguir prosperando debido a que el estado es incapaz de generar competitividad en los mercados locales. Al respecto, vale recordar que el radicalismo antiminero frustró el proyecto Conga en Cajamarca en alianza con el gremio de transportistas, que ayudó a movilizar a los comuneros desde las provincias de Chota o Celendín.
No permitamos que eso ocurra con un proyecto como Las Bambas que representa una inversión de US$ 10,000 millones y es además una de las minas más grandes de la región. ¡Defendamos la inversión minera porque es la mejor manera de defender a los pobres!
COMENTARIOS