¡A organizar la defensa final del sistema republicano!

A dos semanas y días de la segunda vuelta, la amenaza comunista –que colectivizaría la economía y destrozaría las instituciones para centralizar el poder– es evidente para cualquier peruano de buena voluntad. Negar esa amenaza es ceder al antivoto o subordinarse a una ideología totalitaria expresa o no declarada. Es ignorar las innumerables pruebas y testimonios acerca de que la candidatura de Pedro Castillo responde a las duras y densas ortodoxias comunistas.

Por todas estas consideraciones, es hora de que todas las fuerzas y corrientes que defienden el sistema republicano y las libertades políticas y económicas converjan en una unidad de acción a nivel de regiones, departamentos, provincias, distritos y poblaciones. Defender la libertad de la patria no solo es defender la construcción republicana, sino también a nuestras familias y a los ahorros logrados a lo largo de varias vidas; es defender la posibilidad de un futuro viable para nuestra peruanidad.

A nuestro entender los partidos políticos, las asociaciones civiles, los gremios de empresarios y trabajadores, las organizaciones territoriales y los más diversos clubes y asociaciones deben formar coordinadoras, convergencias o cualquier otro nivel de centralización, para conseguir dos objetivos. Primero, seguir denunciando en qué consiste la amenaza comunista en cada región, departamento o provincia; es decir, de qué manera afectaría a los negocios y la economía local. Segundo, lanzar la más impresionante organización de personeros a lo largo y ancho del territorio nacional. Los defensores de las libertades no deben dejar una sola mesa sin vigilancia democrática. Es más, ante la ausencia de los miembros de mesa, esos mismos personeros deben estar en condiciones de abrir los locales de votación y garantizar la mayor participación ciudadana.

Hasta hoy, en el desarrollo de la campaña electoral se han registrado dos grandes movimientos que han posibilitado que la candidatura republicana de Keiko Fujimori logre el empate técnico, luego de superar la distancia de 20 puntos con que empezó Castillo la campaña de segunda vuelta. Uno de esos movimientos es la ola anticomunista que –de manera espontánea, desorganizada y febril– desarrollan las clases medias peruanas y que, de alguna forma, explican los avances en los sectores A, B y C. El segundo gran movimiento es la ofensiva de Fuerza Popular en los sectores D y E; sobre todo luego del gran gesto en Chota, en donde la lideresa de Fuerza Popular marcó un punto de inflexión en la campaña.

Todos estos factores explican el avance de la candidatura republicana en el proceso electoral. Con la clara decisión de intensificar al máximo estos dos movimientos arriba mencionados (la ola anticomunista y la campaña en los sectores D y E), todos los sectores republicanos también deben pasar a la llamada guerra de posiciones que, en la campaña electoral, significa organizarse por región, por provincia, distrito, etcétera.

En este contexto, abandonando cualquier recelo de comprometer su autonomía, los gremios empresariales y los partidos políticos deben convocar a toda la llamada sociedad civil regional para detener la amenaza comunista. En ese sentido, se debería explicar, por ejemplo, qué significaría en Arequipa un eventual gobierno de Castillo. Es evidente que la minera Cerro Verde se retiraría del país. ¿Qué significa algo así en términos de canon regional, en cuanto a empleo directo e indirecto y con respecto a servicios básicos como el agua? En Cajamarca, igualmente, se debería explicar por qué en esta región se emplazan 16 de los 20 distritos más pobres del país, no obstante que, de ejecutarse la cartera de inversiones mineras, los cajamarquinos podrían tener un ingreso per cápita igual al de un país desarrollado. ¿Qué tiene que ver el comunismo, el colectivismo, con estos terribles escenarios?

Es hora entonces de explicar a la gente qué significa la amenaza comunista en términos concretos para cada región, departamento, provincia o distrito. Es hora de describir cómo el colectivismo impediría seguir luchando contra el hambre, y para brindar agua y desagüe a millones de peruanos. Asimismo, se debe explicar de qué manera el colectivismo terminaría con el esfuerzo de millones de emprendedores en cada región.

Y, en este proceso, la llamada guerra de posiciones de los defensores del sistema republicano debe gestar la más grande organización de personeros vista en toda nuestra historia republicana. El motivo: las elecciones no solo se ganan con mensajes, campañas, estrategias y votos, sino también con personeros peleando cada voto en la mesa, como si fuese la batalla final.