Editorial Política

30 años después de la derrota de Sendero , ¡otra vez el Perú defiende su libertad!

El país resiste y salva su Constitución y libertades

30 años después de la derrota de Sendero , ¡otra vez el Perú defiende su libertad!
  • 16 de diciembre del 2022


El eje bolivariano en el Perú ha perdido el poder porque Pedro Castillo pretendió arrasar con la Constitución, las instituciones y el equilibrio de poderes, en vivo y en directo, frente a más de 30 millones de peruanos. Las instituciones reaccionaron y el dictador ahora está apresado y seguramente será procesado. El ex jefe de Estado encarcelado no es el clásico guerrillero envuelto en un aura de heroicidad falsa, sino es un abusador del Estado de derecho. 

Y si le agregamos las siete investigaciones por corrupción que desarrolla el Ministerio Público, entonces Castillo se convierte en fuente de todos los anti relatos comunistas y progresistas. Vale recordar que las figuras del Che Guevara y de Salvador Allende alimentaron los relatos comunistas y progresistas de las últimas décadas. Hoy, Castillo podría convertirse en la imagen viva de todos los contrarrelatos contra el comunismo.

No es de extrañar entonces la reacción de los presidentes de México, Argentina, Colombia y Bolivia, todos ellos vinculados al comunismo y el progresismo del eje bolivariano. Considerando que los proyectos chavistas en la región siempre han avanzando al filo o por fuera de las constituciones, la situación de Castillo debe ser devastadora para la estrategia general bolivariana.

De otro lado, no debería llamar la atención que en el Perú se libre una batalla épica entre el sistema republicano y el Estado de derecho contra el proyecto de la asamblea constituyente de las corrientes comunistas y colectivistas. ¿Por qué? De alguna manera desde el fracaso de las expropiaciones y estatizaciones velasquistas de fines de los sesenta, y el terror y genocidio que desató el colectivismo terrorista de Sendero Luminoso en los años ochenta, en el país fue fermentando una memoria histórica anticomunista que ha permeado a toda la sociedad, a las instituciones y las propias Fuerzas Armadas y fuerzas policiales (PNP).

Sin embargo, esa memoria histórica fue adormecida y expropiada por los relatos progresistas que se volvieron hegemónicos en la sociedad durante los últimos 30 años. Las fábulas de la Comisión de la Verdad y Reconciliación son las mayores expresiones sobre cómo los verdaderos héroes de la guerra contra el terror se volvieron villanos y los terroristas se edulcoraron como una simple mala expresión de la injusticia social.

Sucede que esos relatos hegemónicos (la izquierda no necesitó formar partidos ni ganar elecciones para dirigir) comenzaron a derrumbarse, a hacerse puré, con la llegada de Castillo al poder. ¿Por qué? Porque sin esos relatos hegemónicos el profesor de Chota nunca hubiese siquiera imaginado ganar las elecciones. Esa cultura, esa hegemonía lo llevó al poder.

Luego del desgobierno y destrucción nacional que ha causado Castillo, después del fallido golpe de Estado y de la insurrección comunista que causa ocho lamentables muertes y deja más de 200 policías heridos de gravedad, luego del ataque a más de 12 comisarías, pierde legitimidad cualquier relato progresista que edulcore la violencia y pretenda adormecer a la autoridad democrática del estado republicano. 

En ese contexto, la memoria histórica anticomunista de la sociedad peruana comienza a despertar, sobre todo luego de contemplar que, en el proceso insurreccional, se bloquean las carreteras para estrangular a las ciudades y se atacan aeropuertos y el sistema energético del país. De pronto, las imágenes del terrorismo senderista en los ochenta reviven en las retinas de la sociedad. Es la única manera de entender la reacción de las instituciones republicanas y de las fuerzas armadas y policiales ante el golpe de Estado de Pedro Castillo.

Sin embargo, a diferencia de lo sucedido tres décadas atrás con la derrota del terrorismo, los sectores republicanos que defienden la Constitución y las libertades no deberían cometer el error de renunciar a la elaboración de relatos y narrativas que sustenten la construcción de una sociedad abierta, de un estado republicano en donde prosperen las libertades.

No es extraño entonces que la sociedad que tres décadas atrás derrotó a uno de los terrorismos más letales de la historia universal hoy se organice para derrotar el proyecto del eje bolivariano.

  • 16 de diciembre del 2022

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