Desde las reformas económicas de los noventa, la Consti...
Gobiernos de Toledo, García, Humala y PPK impulsan meritocracia
docente
Antes de la censura del ex ministro de Educación Jaime Saavedra, la izquierda comenzó a desarrollar un relato que, en resumidas cuentas, señalaba que después de la gestión Saavedra a la escuela pública solo le restaba mediocridad y que se terminaba la meritocracia en la docencia. En otras palabras, los niños del Perú estaban a merced de la mediocridad. Sin embargo la historia de cómo la meritocracia llegó a imponerse en la carrera docente es más compleja y bastante diferente. En primer lugar, se trata de un impulso que viene de varios gobiernos anteriores. Desde la administración Toledo hasta el gobierno de Kuczynski. En segundo lugar, paradójicamente, en algún momento la izquierda estuvo del otro lado de la mesa por su apoyo al sindicato magisterial enemigo de la meritocracia docente.
Antes de contar este breve historia, recordemos algunos datos. En el Perú existen 340,000 maestros, de los cuales 200,000 están en calidad de nombrados. Durante los últimos tres gobiernos se convocaron a concursos públicos que permitieron nombrar a 36,000 maestros mediante criterios estrictamente meritocráticos. Igualmente dichos concursos permitieron designar a 12,000 directores sobre la base de elevados estándares de evaluación. Si bien no hubo
evaluaciones de desempeño ni para ascensos en los profesores actualmente nombrados, es evidente que la carrera docente en el Perú comienza a desarrollarse y organizarse en base a criterios de meritocracia. Un logro que todos debemos celebrar.
Sin embargo hubo una época en que la izquierda maoísta, a través del sindicato magisterial, logró controlar a la escuela pública, porque impuso su hegemonía en la mayoría de facultades universitarias de educación e institutos de educación superior. Cuando la izquierda organizó el sindicato magisterial solo se propuso defender la estabilidad de los docentes, dejando de lado cualquier criterio de calidad e idoneidad académica. El sindicato magisterial entonces se convirtió en el principal enemigo de la meritocracia en la escuela y el colegio estatal comenzó a deteriorarse de manera alarmante hasta configurar la crisis de la educación que todos conocemos. ¿Cuándo empezó a cambiar esta situación?
Durante el gobierno de Alejandro Toledo, el entonces titular de Educación, Nicolás Lynch, se propuso convocar a un concurso público para nombrar a 35,000 docentes en base a criterios meritocráticos, pero enfrentó una de las más feroces resistencias del sindicalismo magisterial. Lynch llegó a sostener que “el Sutep se opone al examen porque no quiere perder su clientela sindical”. Finalmente el sindicalismo antimeritocrático ganó. Los siguientes tres ministros de la administración Toledo no se plantearon la reforma de la carrera docente.
Durante el gobierno de Alan García, el entonces ministro de Educación, José Antonio Chang, en base a una alianza con los padres de familia, logró quebrar la oposición sindical e implementar la meritocracia en la carrera magisterial. En el 2007 se promulgó la Ley de la Carrera Pública Magisterial, que creaba ascensos entre cinco niveles magisteriales que, a partir de criterios meritocráticos, le permitirían a los docentes duplicar sus remuneraciones en la quinta escala. Se incrementaron las remuneraciones de los docentes rurales y se establecieron bonificaciones para los directores y subdirectores con el objeto de mejorar sus funciones. La oposición sindical contra la gestión Chang no prosperó pese a que la izquierda en general se propuso apoyar al sindicato y bloquear la meritocracia en general.
Durante la administración nacionalista, la reforma meritocrática fue abandonada por la gestión de la ex ministra de Educación, Patricia Salas. Sin embargo Jaime Saavedra retomó el impulso meritocrático de las administraciones anteriores y colocó el tema educativo en la agenda nacional.
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