El relevo de José Salardi del Ministerio de Econom&iacu...
El volcán Ubinas, ubicado en la región Moquegua, considerado uno de los más activos del país, ha iniciado el fin de semana último un proceso de erupción, cubriendo de cenizas, gases y productos volcánicos numerosos poblados del valle de Ubinas. Según el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), más de 29,000 pobladores de Moquegua, Puno, Arequipa y Tacna han sido afectados.
Las actividades volcánicas en el Perú son una constante a través de los tiempos. Una cadena de más de 400 volcanes, la mayoría de ellos en el sur, se ubica en los departamentos de Ayacucho, Apurímac, Arequipa, Cusco, Moquegua, Puno y Tacna. Los más conocidos son los volcanes Chachani, Misti y Ampato en Arequipa; Huaynaputina, Ticsani y Ubinas en Moquegua; Kapia en Puno; y Tutupaca y Yucamani en Tacna. De acuerdo al Observatorio Vulcanológico del Perú, del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet), 12 de los 400 volcanes peruanos están activos o potencialmente activos.
La cordillera andina es una sucesión de montañas altamente mineralizadas y, en el sur, volcánica. Por esta razón, en todo el país existen numerosas aguas termales —aguas mineralizadas provenientes de las profundidades— convertidas en atractivos turísticos. Las precipitaciones pluviales asociadas a las zonas volcánicas producen el fenómeno natural lahar, altamente contaminante, desde las cuencas altas hasta alcanzar las partes bajas de los ríos.
Las aguas acumuladas por efecto de las lluvias en las partes altas de los volcanes se precipitan arrastrando gran cantidad de materiales sólidos, que contienen distintas granulometrías volcánicas y tipos de rocas con niveles altos de minerales de boro y arsénico. Los lahares, altamente destructivos, se depositan en las aguas de los ríos, riachuelos, lagos, lagunas, puquiales, bofedales y corrientes subterráneas.
El Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha detectado en febrero pasado fenómenos lahares del volcán Ubinas por las fuertes lluvias de estación. De igual manera, el Observatorio Vulcanológico del Sur (OVS) y el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), detectaron similares fenómenos en distintas ocasiones. Algunos reportes han señalan que desde Ubinas, las avalanchas desembocan en los ríos Volcanmayo y Escacha. Según la Autoridad Nacional del Agua (ANA), los ríos Volcanmayo y Sacohaya confluyen antes de formar el río Ubinas, aguas que finalmente terminan en el río Tambo (Arequipa) y en la cuenca de Moquegua. Es decir, las aguas que llegan al valle Tambo, tienen contaminantes naturales.
Recientemente, las autoridades arequipeñas han organizado una comisión técnica para estudiar esta contaminación, que no tiene relación alguna con las actividades mineras. Un informe técnico (A6781, 2017) de Ingemmet señala la formación de terrazas aluviales conformadas por gravas de naturaleza intrusiva, sedimentaria y volcánica a lo largo del río Tambo, afectando los canales de agua y terrenos de cultivo. Asimismo, las aguas del río Titire (Moquegua, a 4,170 metros sobre el nivel del mar), no son aptas para el consumo humano, agricultura y ganadero por contener contaminantes de origen volcánico.
Por siglos, los pobladores de las partes altas de la cordillera andina consumen esas aguas para sus actividades domésticas, agrícolas y ganaderas. Al respecto, el científico peruano, Manuel Aguilar, ha señalado que el metabolismo del hombre andino tiene la particularidad de asimilar y eliminar, de manera natural, esos elementos contaminantes. Si no fuera así, desde hace siglos, todo rasgo de vida humana hubiera desaparecido en Los Andes peruanos.
Por estas razones, llama la atención que el medio de comunicación Ojo Público (OP), tan dedicado a los temas ambientales, no observe las aseveraciones científicas relacionadas con los fenómenos naturales. Un informe propalado por OP, en diciembre de 2018, señalaba que el agua de la provincia de Espinar (Cusco) contiene metales por encima de los niveles permitidos por las normas. Una mesa técnica, conformada en Espinar para evaluar esta denuncia, desmintió a OP. Sin ninguna rigurosidad, OP —vinculado a la izquierda antiminera— pretendía señalar que las aguas que, según ellos, había sido analizadas, estaban contaminadas por las actividades relacionadas con las operaciones mineras en Tintaya-Antapaccay.
COMENTARIOS