Cesar Gutierrez
Conclusiones que deja la partida del ministro Salardi
Austeridad no cuenta para Dina y gremios empresariales no son influyentes

José Salardi cumplió tan solo los 100 días napoleónicos como titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF); en estricto fueron 102 días, como los de Napoleón que fueron de 110 días. Efímero paso que en la última década solo tiene el antecedente de David Tuesta, que se mantuvo en el cargo 63 días, durante la presidencia de Martín Vizcarra en el 2018.
En ambos casos, el intento de ajustar cinturones en la caja fiscal fue el motivo del relevo. El anuncio de Salardi de eliminar 14 programas especiales, con su correlato de despido de 7,000 personas, que aseguraba una reducción de costos para el Estado, fue el detonante. Aquí no contaba la austeridad sino el clientelismo en el empleo gubernamental. Para Tuesta, su negativa a incrementar la devolución del impuesto selectivo al consumo al petróleo diésel marcó su salida.
Salardi desde el inicio de su gestión se aproximó a los gremios empresariales: Confiep, Comex, Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Sociedad Peruana de Hidrocarburos, Sociedad Nacional de Industrias, Adex y Cámara de Comercio de Lima. Supongo que su lógica era generar confianza prometiéndoles lo que querían escuchar, y por tanto tener el respaldo ante el poder político de la presidenta.
Tener un visto bueno de los gremios permite interactuar con cierta tranquilidad en las decisiones de carácter técnico, pero hoy en día eso no garantiza que la presidenta y su entorno le asegure continuidad en el cargo. El peso específico de las organizaciones empresariales ante el poder político es magro, en Palacio piden alineamiento con la mandataria y eso es suficiente.
Los ejemplos sobre lo mencionado abundan. Tenemos el caso del antecesor de Salardi, José Arista, que abrió de par en par las puertas de la caja fiscal, capitalizó 1,500 millones de dólares (MMUS$) a favor de Petroperú, aparte de dar garantía soberana a endeudamiento de la petrolera estatal por 2,000 MMUS$ con el Banco de la Nación.
Adicionalmente no hay que olvidar la transferencia de S/ 100 millones de la cuenta de contingencia que le hizo Arista al gobierno regional de Ayacucho. A pesar de todas las críticas lo mantuvieron un año en el cargo. Así se hace méritos en el gobierno de Boluarte.
El actual titular del MEF, José Pérez Reyes, a pesar de todos los desaciertos tanto en el caso del Aeropuerto de Jorge Chávez, como el del Puerto de Chancay, ya es parte del entorno de confianza de la mandataria, y salvo algún affaire de grandes proporciones permanecerá en el cargo hasta julio del 2026.
De Pérez Reyes lo que se puede esperar es despliegue mediático anunciando grandes inversiones, a pesar de que puedan ser de dudosa realización. Desde la cartera del Ministerio de Transportes y Comunicaciones ha difundido la inversión en un Tren de Cercanías Lima-Ica, cuyo monto de inversión no se recuperaría con los ingresos del servicio.
De hecho, estarán en sus anuncios el Gasoducto Costero y la concesión de distribución de gas natural en siete regiones del sur del país, a pesar de que existen una serie de puntos que ameritan definiciones y precisiones. No se perderá la oportunidad de subirse a la propaganda mediática de supuestos hallazgos de reservas de petróleo y gas en el zócalo de La Libertad y Tumbes.
La economía seguirá funcionando por inercia y tengo serias dudas de que se disminuya el déficit fiscal, y la fortaleza del sol y el control de la inflación la manejará el Banco Central de Reserva. No puede esperarse reformas y las cargas pesadas las tendrá que manejar el gobierno que asuma el poder en julio del 2026.
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