El relevo de José Salardi del Ministerio de Econom&iacu...
El presidente de Bolivia, Evo Morales, visitará Lima el próximo domingo 26 y se reunirá con el presidente Martín Vizcarra. El motivo: el jefe de Estado boliviano viene a Perú a negociar, al más alto nivel, dos proyectos energéticos: la planta de almacenamiento de líquidos y la exportación de balones de gas al sur del Perú. Al respecto, el ministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes, ha señalado que la planta de almacenamiento es un proyecto en revisión, sin una propuesta formal por parte de Bolivia. Asimismo, ha precisado que la importación de balones de gas es una iniciativa del gobernador regional de Puno, Walter Aduviri, quien tampoco tiene un proyecto concreto.
Morales, “el hijo ilustre de Venezuela” (como suele ser nombrado), se ha propuesto exportar gas en la región y producir litio para fabricar vehículos eléctricos con la participación de empresas chinas y alemanas. Al respecto vale señalar que al presidente boliviano (que busca reelegirse en un cuarto periodo presidencial consecutivo en las elecciones de octubre próximo), no le tembló la mano para cerrarle el caño del gas a Brasil y Argentina, socios ideológicos durante los gobiernos de Lula da Silva y Cristina Fernández, respectivamente. Evo les habría aplicado la cláusula take or pay (tómelo o páguelo) de los contratos. Los ejemplos grafican la debilidad y la vulnerabilidad de los países cuando no tienen políticas energéticas propias y diversificadas. ¿Nuestro país no debería tomar en cuenta estos antecedentes?
Perú tendría probadas reservas de gas en el subsuelo que no son explotadas por la falta de inversiones (porque el nuevo proyecto de Ley Orgánica de Hidrocarburos está paralizado en el Congreso de la República). Asimismo, por la falta de una adecuada ley de cabotaje (transporte marítimo) no es posible llevar gas por barco de la Planta de Melchorita, en Pisco (hasta donde llega el gas de la planta de separación Las Malvinas-Camisea), hasta Ilo o Matarani, en el sur, y hasta el puerto de Paita, en el norte. El transporte por barco abaratará sustancialmente el precio del gas, además de reducir la informalidad, inseguridad, ineficiencia, congestión y contaminación del transporte.
El ministro Ísmodes también ha señalado que si el gas de Bolivia genera el bienestar que no se puede alcanzar con el gas de Camisea, el gobierno de Martín Vizcarra priorizará ese bienestar. En cualquier caso, es el bienestar del corto plazo, con todos los riesgos de una administración boliviana claramente ideologizada y con intereses históricos sobre el sur del Perú. ¿Y el bienestar de largo plazo cómo se organiza?
Para el especialista en temas energéticos Enrique Gonzales, es fundamental la masificación de gas en el Perú, considerando el aspecto social, industrial y minero. Todo esto por intermedio de un sistema combinado gaseoducto-tren-camiones. Con esta línea de distribución, el precio del balón de gas se abarataría de S/ 35 promedio a S/ 20. Para Gonzales no es mala idea importar gas boliviano a precio subsidiado (por Bolivia), de S/ 15, utilizando trenes. Sin embargo, el proyecto sería temporal, hasta que la nueva Ley Orgánica de Hidrocarburos (LOH) aliente las inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos, y hasta que el nuevo gaseoducto del sur (cuya licitación se ha anunciado tantas veces), sea una realidad.
Las posibilidades energéticas peruanas no pueden continuar estancadas. Si hoy, el total de las inversiones mineras fuera una realidad, la oferta nacional no sería suficiente para abastecer la tremenda demanda de energía por parte de las mineras. El proyecto alterno sobre la nueva LOH que tendría listo el Ejecutivo debería ser propuesto en el Congreso de la República para su discusión y aprobación en el corto plazo. Además, el país debe estar alerta frente a las pretensiones de la izquierda peruana de boicotear, con propósitos políticos, las iniciativas energéticas. Asimismo, el presidente Martín Vizcarra debe saber que entablará tratos comerciales con Morales, presidente de Bolivia desde 2006 y que ya lleva 13 años en el poder.
El país parece haber caído en una trampa: mientras la izquierda local sabotea todos los proyectos energéticos, el gobierno de Vizcarra entra en parálisis y Evo Morales avanza en sus estrategias sobre el Perú. Grave.
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