Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
Cajamarca es, en estos momentos, la región más pobre del país, con el 44.5% de su población la que se encuentra bajo la línea de pobreza total; es decir, más de 680,000 pobladores de su territorio desafortunadamente padecen de este flagelo. Además, de los 20 distritos más pobres del país 16 se ubican en Cajamarca. Pero esta situación no es nueva, pues en los últimos diez años Cajamarca se ha ubicado como la región más pobre en seis años: desde 2015 hasta 2018 y desde 2022 hasta hoy. En otras palabras, la crisis económica de la región se origina con el Gobierno de Ollanta Humala. Y no es una casualidad, porque fue precisamente durante ese Gobierno que se comenzó a bloquear el desarrollo de los proyectos mineros en la región, como sucedió con el proyecto Conga.
No obstante la pobreza de su población, Cajamarca es una de las regiones más ricas en yacimientos mineros, especialmente de cobre (un mineral cuyo precio está actualmente al alza), y hasta cuenta con una muy importante cartera de proyectos mineros, por un monto total de US$ 18,050 millones, que representa el 33.9% del total de inversión minera en el país. Entre los proyectos mineros más destacados en esa cartera figuran Conga, Michiquillay, Galeno, La Granja y Chalhuahón, que constituyen el llamado “cinturón de cobre del norte”. En conjunto, estos proyectos tienen el potencial de generar una producción anual estimada en 1.5 millones de Toneladas Métricas de Cobre (TMC), lo que significaría un importante impulso para la economía local y un cambio sustancial en la estructura productiva de la región.
De los mencionados proyectos, el más próximo a hacerse realidad es Michiquillay, ubicado en el distrito de La Encañada, provincia y región de Cajamarca, y que puede constituirse en uno de los motores del progreso económico en el norte del país. Este es un proyecto que se viene desarrollado ya desde hace algunos años, y que incluso ya ha cumplido con todas las formalidades burocráticas y todos los requisitos medioambientales. Esto incluye la validación de su Estudio de Impacto Ambiental, por lo que ya ha sido aprobado por el Ministerio de Energía y Minas (Minem).
La empresa concesionaria de Michiquillay es Southern Perú, que tiene planeado invertir en este proyecto aproximadamente US$ 2,500 millones. La empresa estima una producción anual de 225,000 TMC, y un período de explotación que se puede extender por más de 25 años. Actualmente, el proyecto Michiquillay se encuentra en una fase avanzada de exploración. Y es necesario resaltar que la empresa concesionaria ha establecido diálogos constructivos y productivos con las autoridades locales y regionales, así como con las comunidades circundantes. Estos diálogos tienen como objetivo principal impulsar programas de desarrollo sostenible en la región, dando lugar a la creación del Fondo Social Michiquillay (FSM).
Para maximizar las oportunidades que podrían generar Michiquillay y los otros proyectos del “cinturón de cobre” se hace necesario el establecimiento de verdadero un clúster minero en Cajamarca, que debería acompañarse de la construcción de una vía férrea hacia Bayóvar y el fomento de la industria manufacturera y los servicios vinculados a la minería. Así se lograría crear un clúster minero como el que existe en Antofagasta (Chile), que ha propiciado un crecimiento significativo y una mejora en el nivel de vida de la población.
La implementación de medidas análogas en Cajamarca podría acercar a los cajamarquinos al ingreso per cápita de un país desarrollado. Y el país podría producir más de cuatro millones de TMC, impulsando un crecimiento económico promedio anual superior al 5%. En un plazo relativamente breve, sería factible reducir la tasa de pobreza a nivel nacional por debajo del 15%.
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