Terminar con pasivos ambientales

De acuerdo a lo programado por Activos Mineros S.A.C. (AMSAC) —empresa estatal de derecho privado, perteneciente al sector minero y a la Corporación Fonafe (Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado), dedicada a la remediación de los pasivos ambientales del siglo pasado— este año 2018 consolidará su labor con su obra más grande, la que ya se inició en diciembre pasado en la zona de desmontes denominada Excélsior, que ocupa 79 hectáreas de terreno en Cerro de Pasco. Para la realización de esta obra se invertirá más de S/ 151 millones provenientes del Fonafe, empresa de Derecho Público encargada de normar y dirigir la actividad empresarial del Estado.

La remediación en Cerro de Pasco ha sido programada en cuatro etapas que durarán 690 días. Las etapas comprenden obras de estabilidad física, química e hidrológica, construcción de muros de concreto, perfilado de taludes y canales de coronación, y cobertura y revegetación, que se especifican en el Plan de Cierre Excélsior aprobado por el Ministerio de Energía y Minas, mediante R. D. N° 253-2012-MEM/AAM. De esta manera, cuando los trabajos de remediación estén completamente concluidos, se pondrá fin a los 61 años de los mayores impactos ambientales negativos en Cerro de Pasco.

AMSAC tiene un inventario de más de 9,000 pasivos ambientales claramente identificados, de los cuales 1,945 ya tienen un presupuesto de más S/ 1,193 millones hasta el 2021, que servirán para realizar los trabajos de remediación correspondientes. Obras que se convierten en una fantástica herramienta para taparle la boca al ambientalismo ideológico que se opone a las actividades mineras y de hidrocarburos, con propósitos claramente políticos. La remediación es una responsabilidad no solamente del Estado, sino también de las empresas mineras, que contribuyen a mejorar la vida de las comunidades y darle sostenibilidad a todas las inversiones mineras y de hidrocarburos.

Existen diversas experiencias exitosas de remediación y de trabajos de cierre de minas en el país; por ejemplo, las realizadas en la Mina Constancia, ubicada en la provincia de Chumbivilcas (en la región Cusco), en donde la minera Hudbay Perú, junto a los pobladores de las comunidades de influencia directa, ha sembrado plantas autóctonas en los lugares que sirvieron para la construcción de la mina y en otras zonas donde nunca antes existieron esas especies nativas. Trabajos de remediación que están mejorando ostensiblemente la imagen del lugar.

El país debe saber que hoy en día existen diversas tecnologías que se han puesto al servicio de las compañías mineras para minimizar de manera eficiente todo tipo de contaminación que puedan producir. Es totalmente falso, un relato claramente malintencionado, que la minería moderna y responsable contamina. Por el contrario, el Perú exhibe una legislación estrictamente ajustada a los estándares internacionales de protección del agua, aire y tierra. Lo que sucede es que los antimineros utilizan imágenes del pasado, de hace más de cincuenta años, para insistir en una situación que ya no existe en Perú.

Todo eso ha cambiado. Instituciones gubernamentales, como el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), monitorean constantemente todas las operaciones mineras y de hidrocarburos en el país para encontrar el más mínimo rastro de contaminación para establecer las multas respectivas. Asimismo, se han instalado en el país diversas ONG que se dedican a hacer seguimientos para detectar una falta en contra del medio ambiente provocada por una compañía minera o petrolera para magnificar el daño, para crear imágenes apocalípticas que sirvan para iniciar corrientes de opinión en contra de la minería y para tratar de internacionalizar el hecho. Sus fines no son otros que económicos, porque de eso dependen sus financiamientos.

Ya sabemos entonces. Los trabajos de remediación le están cambiando el rostro a las comunidades andinas. Están borrando esas imágenes que ya no existen, que corresponden al siglo pasado.