Editorial Economía

PPK dejó bomba contra semáforo nutricional

Observación contra norma aprobada en el Congreso

PPK dejó bomba contra semáforo nutricional
  • 28 de marzo del 2018

 

Antes de que el Congreso aprobara la renuncia del ex presidente Kuczynski, la administración PPK dejó algunas bombas de tiempo en la economía que el gobierno Martín Vizcarra debería desactivar. Una de ellas es el incremento de la Remuneración Mínima Vital, que disparará la informalidad laboral, sobre todo considerando que el 99% del universo empresarial del Perú corresponde a la pequeña empresa y que solo el 82% es informal. Otro explosivo que sembró la administración PPK es la observación de la norma que aprueba el semáforo nutricional para el etiquetado de los alimentos industriales, que podría desencadenar un conflicto Ejecutivo-Legislativo, como se dice, desde el saque de la administración Vizcarra.

Como todos sabemos, el Congreso aprobó el sistema de semáforos nutricionales para las etiquetas de los alimentos industriales. Un sistema que mediante los colores rojo, amarillo y verde establece qué productos tienen niveles alto, medio o bajo en azúcar, sodio, grasa saturada y grasas trans. Es decir, un sistema de etiquetado que señala, por ejemplo, qué cantidades de un yogurt son buenas o malas para la salud. En otras palabras, un etiquetado que informa y desarrolla pedagogía en los consumidores.

Sin embargo el ministro de Salud, Abel Salinas, algunos comunicadores como el doctor Elmer Huertas, y la propia Organización Panamericana de la Salud (OPS) desarrollaron una feroz campaña en contra del sistema de semáforos, aseverando que detrás de esta propuesta estaban los “intereses oscuros de la industria alimentaria”. Para sorpresa de medio mundo, la propia OPS y el doctor Huertas antes habían defendido el semáforo nutricional en Ecuador como una opción viable. Considerando que ellos desarrollaron sus campañas reclamando “una autoría científica”, ¿cómo se entiende que antes defendieran el semáforo?

Pero, ¿qué proponen el todavía ministro Salinas y los enemigos del sistema de semáforos? Estos sectores promueven el sistema de octógonos prohibitivos —que solo se aplican en Chile, por la enorme influencia de la izquierda— que solo alerta de los niveles altos de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans. Es decir, solo le dice a un niño, por ejemplo, que un yogur es alto en azúcar y en sodio. ¿Alguien conoce que las prohibiciones desalienten el consumo de azúcares? Por el contrario, suelen alentar el consumo indiscriminado, en rechazo a este tipo de etiquetas.

De allí que el Codex Alimentarius —que aplican 188 países del planeta— establezca que las etiquetas de los alimentos deben informar sobre los componentes de un producto y, a cualquier costa, evitar que causen miedo. Bueno, pues, los octógonos prohibitivos solo causan temor a consumir. Y ese es el camino por el cual las etiquetas dejan de tener importancia para el consumidor.

En todos los países desarrollados y los estados que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) —que tienen los mejores sistemas de salud y la más alta esperanza de vida— se aplican los principios del Codex. La propuesta de los octógonos prohibitivos están vigentes solamente en Chile, país en que se ha disparado la obesidad (según las últimas mediciones).

Pero eso no es todo. Nadie entiende por qué el Ministerio de Salud y algunos médicos dedicados a la comunicación defienden con tanta pasión el sistema de octógonos, inventando cifras extrañas sobre la obesidad en la niñez. Todos sabemos que el 43.5% de los infantes peruanos padecen anemia y solo el 10% de la ingesta total de alimentos corresponde a los productos industriales.

Hasta hoy los defensores de los octógonos no han presentado estudios ni investigaciones, no obstante que reclaman autoridad en el debate. Aquí en elmontonero.pe, por ejemplo, en un editorial anterior, hemos reseñado el estudio de la especialista en neuromarketing Liliana Alvarado, en la Universidad de Harvard, “quien utilizando la medición de las reacciones oculares (eye tracking) y faciales (face reading) concluye que el sistema de semáforos produce mayor atención y retención visual en el promedio de los consumidores, mientras que los octógonos prohibitivos solo causan rechazo”.

La propuesta de los octógonos prohibitivos, entonces, solo es una ofensiva antiempresarial más. Una ofensiva similar a la que vemos contra la minería, en los temas medioambientales o en los intentos de prohibir la utilización de la leche en polvo importada en la industria láctea.

 

  • 28 de marzo del 2018

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