Editorial Economía

Oenegés anticapitalistas pretenden estatizar empresas agroexportadoras

Exigen estabilidad laboral absoluta, sindicatos y negociación colectiva

Oenegés anticapitalistas pretenden estatizar empresas agroexportadoras
  • 30 de mayo del 2024

 

Así como algunos años atrás las oenegés de izquierda comenzaron a desarrollar fábulas y narrativas para detener el avance de la minería moderna –logrando detener proyectos emblemáticos como Tía María en Arequipa y Conga en Cajamarca y frenando el proceso de reducción de pobreza en el Perú–, igualmente diversas oenegés han empezado una feroz campaña en contra de la posibilidad de una nueva ley de promoción agraria.

Las fábulas en contra de la minería moderna nos señalaban que ella era una amenaza para los recursos hídricos, para el consumo humano y la agricultura. La minería formal que paga impuestos, genera empleo formal y preserva el medio ambiente, entonces, se frenó. Sobre esa realidad hoy avanza la minería ilegal que los destruye todo y pretende convertir al Perú en un Lejano Oeste.

Liderados por el economista Eduardo Zegarra (de Grade) las oenegés de la izquierda anticapitalista desarrollan la fábula acerca de que las empresas agroexportadoras no respetan los derechos laborales de los trabajadores agrarios. La leyenda se levanta no obstante que se ha derogado la Ley de Promoción Agraria (Ley 27360) y se ha sancionado la Ley Sagasti (Ley 31110), que establece que el salario en el sector tiene una bonificación especial para el trabajador (BETA, que representa 30% sobre el salario mínimo vital nacional), que promueve la contratación preferencial de los trabajadores previos y fomenta la sindicalización y la negociación colectiva. 

En otras palabras, la izquierda quiere la estabilidad laboral absoluta, tal como sucedía en el velascato y en los ex países de la Unión Soviética o acaece en la actualidad en Venezuela.

Las oenegés anticapitalistas pretenden ocultar que, desde la vigencia de la Ley de Promoción Agraria –absurdamente derogada por el gobierno provisional de Sagasti–, en el sector el empleo formal aumentó de 460,000 –entre directos e indirectos– en el 2004 a más de un millón en la actualidad. Igualmente se oculta maliciosamente que la pobreza en las regiones agroexportadoras ha descendido muy por debajo del promedio nacional. Allí está Ica con 6% de pobreza, mientras que el promedio nacional de pobreza es 29%. Asimismo, se esconde que el promedio de los salarios en las regiones agroexportadoras están muy por encima de la remuneración mínima nacional.

Los relatos y narrativas que se propalan a través de estos videos están repletos de conceptos anticapitalistas que buscan la colectivización del milagro agroexportador peruano. Imaginemos que, como pretenden las oenegés de izquierda, se instala en el agro la estabilidad laboral absoluta del velascato y la negociación colectiva que rige en Venezuela. Es decir, supuestos “derechos” al margen de la realidad económica y la industrialización del sector. En otras palabras, imaginemos que se elimina cualquier posibilidad de flexibilidad laboral en los contratos de acuerdo a la estacionalidad del agro: siembra, mantenimiento y cosecha. El resultado sería incuestionable: ninguna empresa resistiría porque los costos laborales representan entre el 50% y 70% del total de los costos.

Las oenegés anticapitalistas, pues, pretenden eliminar el sector moderno de la agricultura que solo se desarrolla sobre el 5% de las tierras dedicadas a la agricultura. En esa pequeña porción de tierras ganadas al desierto se ha producido el mayor proceso de reducción de pobreza en el agro en las últimas dos décadas, se han incrementado las agroexportaciones de US$ 651 millones a más de US$ 10,000 millones, se han captado más de US$ 20,000 millones en inversiones y se ha formalizado el empleo como nunca.

En vez de pretender estatizar las empresas agroexportadoras que crean empleo formal, las oenegés anticapitalistas deberían desarrollar campañas en contra de la indolencia del Estado, que no entrega títulos de propiedad, que no fomenta estrategias de asociatividad ni desarrolla infraestructuras hídricas para los más de dos millones de minifundistas que conducen el 95% de las tierras dedicadas a la agricultura.

Una confirmación más de que las izquierdas solo crean fábricas de pobreza y exclusión.

  • 30 de mayo del 2024

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