Editorial Economía

Nueva ley de promoción agraria para prosperidad de minifundistas

Las agroexportaciones como clave para superar la pobreza en el campo

Nueva ley de promoción agraria para prosperidad de minifundistas
  • 23 de octubre del 2024

 

El Perú necesita con urgencia una nueva ley de promoción agraria que establezca un régimen tributario promocional y un sistema de flexibilidad laboral en los contratos de trabajo, tal como se estipulaba en la derogada Ley de Promoción Agraria (Ley 27360), con el objeto de incorporar al milagro agroexportador peruano a más de dos millones de minifundistas que conducen el 95% de las tierras dedicadas a la agricultura. 

La abrumadora mayoría de tierras agrarias, entonces, es propiedad o posesión de minifundistas con menos de cinco hectáreas que desarrollan agricultura familiar, de supervivencia o subsistencia. Solo un sector reducido de pequeños agricultores ha logrado engancharse a las cadenas agroexportadoras que se han desarrollado con el milagro agroexportador peruano. 

Para comprender el fenómeno, he aquí otra cifra que sorprende: el asombroso incremento de las agroexportaciones –en dos décadas– de US$ 651 millones a más de US$ 10,000 millones se ha producido en apenas el 5% de las tierras agrícolas, la mayoría ganadas al desierto a través de proyectos hídricos.

En apenas 250,000 hectáreas, entonces, se ha producido el milagro agroexportador peruano. Sin embargo, el 80% de las empresas dedicadas a la agroexportación son pequeñas unidades agrarias que lograron engancharse a las cadenas de inversión, innovación y agroexportación.

En este contexto, el único camino al desarrollo de los parceleros del Perú, pues, es expandir el actual milagro agroexportador peruano, multiplicarlo varias veces, de manera que existan locomotoras de inversión, tecnología y productividad que logren arrastrar al océano de pequeñas unidades agrarias. Pero no solo se trata de que los pequeños se enganchen con los grandes, sino que todos tengan las mismas oportunidades de prosperar bajo los círculos virtuosos de las agroexportaciones.

Una primera condición de esa apuesta es una nueva ley de promoción agraria que establezca un régimen tributario promocional para todo el sector agrario del 15% en renta, y una absoluta flexibilidad laboral en los contratos de trabajo según la estacionalidad de la agricultura. Sin esos criterios promocionales a favor de la inversión y productividad agraria es imposible que los minifundistas siquiera intenten cambiar su situación. 

Vale recordar que bajo el imperio de la Constitución de 1993, los 22 tratados de libre comercio firmados por el Perú y la derogada ley de Promoción Agraria se captaron más de US$ 20,000 millones en inversiones, mientras que los empresarios no cesaban de reinvertir las utilidades. He allí una de las claves del milagro agroexportador. Sin embargo, no obstante que el 80% de las empresas de la cadena agroexportadora corresponde a la pequeña agricultura es evidente que la inmensa masa de parceleros permaneció al margen del milagro agroexportador. ¿Por qué? Una primera respuesta es que las locomotoras del desarrollo eran muy reducidas. Es decir, la prosperidad en 250,000 hectáreas de agroexportación no es suficiente para empujar a más de dos millones de minifundistas. Se necesita entonces multiplicar al infinito las inversiones agroexportadoras.

Otra respuesta es la situación institucional y económica del minifundio en el Perú. Por ejemplo, un gran sector de parceleros carece de títulos de propiedad, una carencia que imposibilita desarrollar estrategias de asociatividad para crear economías de escala y solicitar créditos de la banca formal o desarrollar sociedades con los inversionistas de la agroexportación moderna.

Por otro lado, el Estado es incapaz de resolver todos los problemas acumulados de infraestructuras vinculados a la conectividad física de las áreas donde se ubica el minifundio en el Perú e, igualmente, los asuntos vinculados a las infraestructuras hídricas y de riego de las parcelas. El Estado entonces es el directo responsable de la exclusión de los minifundistas, es el responsable de que no se desarrolle asociatividad para crear economías de escala y buscar créditos y capitales.

Por todas estas consideraciones, es imposible imaginar el despegue del minifundio en el país sin una nueva ley de promoción agraria. Pero igualmente es imposible la prosperidad de los parceleros si es que el Estado no resuelve todos los déficits acumulados.

  • 23 de octubre del 2024

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