Editorial Economía

¡Ministra anti industria alimentaria debe renunciar!

Para fomentar acuerdos Ejecutivo-Legislativo

¡Ministra anti industria alimentaria debe renunciar!
  • 04 de septiembre del 2018

 

Luego del choque entre el presidente Martín Vizcarra y la lideresa de la oposición, Keiko Fujimori, alrededor de los motivos y naturaleza de las dos reuniones que ambos sostuvieron, cualquier peruano de buena voluntad se pregunta cómo se hará en el Ejecutivo para mantener a la ministra de Salud, Silvia Pessah, en el cargo sin crear roces innecesarios entre Ejecutivo y Legislativo. ¿Por qué? En sus intentos de explicar las juntas que sostuvo con Keiko, el presidente Vizcarra señaló que no hubo tercera porque la lideresa de la oposición le solicitó la salida de la titular de Salud. El motivo: el Ejecutivo había promulgado el sistema de los octógonos para el etiquetado de los alimentos industriales.

Al margen de las discusiones alrededor de las dos reuniones mencionadas, es incuestionable que existe un problema: la mayoría legislativa insistirá en la aprobación del sistema de semáforos para el etiquetado de los alimentos procesados y, de una u otra manera, las posibilidades de conflictos entre Ejecutivo y Legislativo recrudecerán. La tensión sobre el tema ya es un clásico entre ambos poderes del Estado.

Vale recordar que durante la administración de PPK el Ejecutivo promulgó un Manual de advertencias alimentarias que establecía los octógonos prohibitivos para las etiquetas de los alimentos industriales, y que solo alertan de los niveles altos de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans. Este modelo de etiquetas solo se aplica en Chile, debido a que la izquierda mapocha desarrolló una ofensiva brutal contra la industria antes de la elección de Sebastián Piñera. En ninguna parte del planeta se aplica este sistema que solo busca prohibir, pero no educar a los consumidores.

Ante esta situación el Congreso aprobó el sistema de semáforos que —en base a los colores rojo, amarillo y verde— indica los niveles alto, medio y saludable de azúcar, sodio, grasas saturadas y grasas trans. El semáforo es un sistema de etiquetado que se aplica en los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y que sigue las recomendaciones del Codex Alimentarius —aprobado por 188 países—, que sugieren evitar que las etiquetas causen temor. La razón: los rotulados deben informar y educar. Los octógonos solo causan temor.

Luego de que Vizcarra asumiera el poder, el actual presidente del Consejo de Ministros, César Villanueva, y la propia titular de Salud desarrollaron diversas reuniones con la mayoría legislativa para buscar una salida de consenso en cuanto a las etiquetas para los alimentos industriales. De alguna manera se había llegado a un consenso para establecer una mixtura entre los octógonos y el semáforo. Sin embargo, la ministra de Salud y la titular del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, Liliana la Rosa, amenazaron con renunciar si se implementaba el acuerdo Ejecutivo-Legislativo. Bueno, Vizcarra cedió y hoy sabemos que el Congreso insistirá con el semáforo.

¿Qué va a hacer el Ejecutivo ante la insistencia del Congreso? ¿Plantear una cuestión de confianza, como se suele repetir en una especie de estribillo? Todo suena a ridiculez, sobre todo considerando que el capricho de la titular de Salud solo responde a las estrategias de la ONG de izquierda, que desarrollan campañas en contra de la industria alimentaria de América Latina con el objeto de quebrarlas para que luego sean compradas a precio de remate.

En aras, entonces, de construir mejores relaciones Ejecutivo-Legislativo, el presidente Vizcarra debería licenciar a la titular de Salud. Pero no solo por este asunto capital, sino porque el sector, en la práctica, está extremadamente descuidado. En el Perú se experimenta un rebrote de sarampión que solo se explica por las negligencias en las campañas de vacunación. Igualmente la anemia sigue creciendo: el INEI acaba de informar que este flagelo nacional ha subido de 43.6% de la población a 46.6%. Asimismo las víctimas por las heladas en la sierra siguen incrementándose.

Considerando todos estos factores, la ministra de Salud debe abandonar el Gabinete al término de la distancia. Si la ingesta de alimentos procesados en el Perú solo representa el 10% del total, y si la comida criolla peruana vuela en grasas y sodio ¿promover los octógonos prohibitivos que buscan liquidar la industria alimentaria acaso no es una especie de frivolidad distante de los reales problemas de salud de los más pobres? ¿A lo mejor la ministra de Salud cree que puede haber sociedad moderna sin producción masiva de alimentos? Una locura. La ministra está demasiado ideologizada y su lugar está en un partido de la izquierda. No en el Gabinete de un país que ha reducido pobreza del 60% de la población a solo 20%, y en base a la inversión privada.

 

  • 04 de septiembre del 2018

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