Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
Apuntes sobre la desaceleración del crecimiento económico del país
La desaceleración económica es un fenómeno que se ha instalado en el escenario político, económico y social del país con una fuerza desconocida. No solo por sus efectos económicos sino también políticos. Por lo pronto, la resurrección de los estatismos y las viejas recetas rumbo al 2016 están a la orden del día. El razonamiento es sencillo: si el modelo se desacelera por su dependencia de los precios de los minerales, entonces es hora de que el Estado entre a tallar.
Pero la mayoría de economistas sostiene que si el 2014 apenas llegaremos a crecer 4% del PBI es por la caída de la inversión privada. En el primer semestre, ésta creció solo un punto cuando antes crecía dos dígitos. Un componentes de la desaceleración y la caída de la inversión privada es el descenso de la inversión minera. Según el Ministerio de Energía y Minas (MEM) cayó en 4.8% entre enero y julio, respecto al mismo período del año pasado.
El tema parece tan complicado que reconocidos economistas lo estudian en busca de explicar las causas de fondo. Por ejemplo, en un reciente artículo en El Comercio, Juan Mendoza, director de la Maestría en Economía de la Universidad Pacífico, señala que siete proyectos mineros paralizados -que debieron empezar a fines del 2014 e inicios del 2015-, le restan al crecimiento del PBI de este año entre 1.2% y 1.5%. El economista se refiere a Conga, Galeno, Cañariaco, Shahuindo, Quechua, Hilarión y Haquira, que representan US$ 10,750 millones de inversión.
Carlos Paredes, otro reconocido economista, en un artículo en Gestión, asevera que la desaceleración económica se explica principalmente por la caída de los precios de los minerales. Sin embargo el propio Paredes nos dice que, entre el 2000 y el 2011, el precio del cobre aumentó en cerca de 400%, el del oro en 460%, el del zinc se duplicó, el del plomo en 420% y el de la plata se multiplicó por siete. Por otra parte, a partir del 2011, el cobre y el oro cayeron en alrededor del 20%.
Tales cifras nos demuestran que, no obstante las caídas desde el 2011, los precios de los minerales siguen demasiado arriba. ¿Se puede hablar entonces de desplome de estos commodities? No obstante, Paredes insiste que los precios son la explicación de la desaceleración y luego se pregunta, ¿acaso la política de Humala es sustancialmente diferente que la de Toledo y la de García?
El problema del gobierno de Humala es que convirtió la política en una zona de guerra creando incertidumbre sobre la alternancia democrática. Solo cuando su popularidad se desplomó y cualquier gesto autoritario era inviable, negó abiertamente la reelección conyugal. Pero el daño estaba hecho. Durante dos años los mercados respiraron gases tóxicos y todo comenzó a contraerse. Si a esto le sumamos el crecimiento desmesurado de las sobrerregulaciones ambientales y la tramitología, sí se puede decir que la política económica humalista fue diferente a la de Toledo y García.
El gobierno actual embruteció la política a niveles impensados. Los resultados están a la vista. Otra vez la misma pregunta: ¿Quién invierte en un campo de batalla? Allí están las paralizaciones de Conga y los otros proyectos que menciona Mendoza. Pero allí también están los inmejorables precios de los minerales. La desaceleración, pues, se explica porque el régimen ahogó el milagro económico asfixiandolo con mala política.
(19 Set 2014)
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